- Se dice que jugar en Pasarón no es fácil, que hay mucha presión desde la grada, ¿cree que eso fue decisivo para no lograr el objetivo de acabar entre los cuatro primeros?

- No se le puede achacar a eso, pero es cierto que la afición aprieta mucho cuando las cosas no van bien, pero también cuando lo hacemos bien nos apoyan mucho, eso hay que reconocerlo. En ocasiones puede ser que fuese un poco dura con nosotros y quizás a alguno de mis compañeros le pasó factura en algunos partidos. Parecía que a los veinte minutos ya tenías que ir ganando, pero el rival también cuenta.

- Usted llegó procedente del Villalonga, ¿es diferente jugar allí que en Pasarón?

- Está claro que sí. Aquí sabíamos que había que luchar por estar entre los cuatro primeros como mínimo, mientras que allí pierdes dos o tres partidos consecutivos y no pasa nada, ya que tienen otros objetivos. Es complicado salir al campo y saber que hay que ganar como sea. Te exige estar al cien por cien y no somos profesionales, pero puedo asegurar que siempre salimos a darlo todo y a querer llevar al Pontevedra a lo más alto.

- A nivel personal usted no notó el cambio, ya que fue uno de los más regulares del equipo durante toda la temporada.

- Tuve la suerte de contar con la confianza del técnico y eso ayuda bastante, pero de todos modos tengo que decir que no es lo mismo jugar en un campo pequeño como es el de Villalonga a hacerlo en Pasarón, aquí las exigencias son mayores para todos.