El Ourense CF comenzó ayer su nuevo reto, su andadura en la Segunda Federación. Los pontinos empezaban la temporada en casa, en O Couto, y lo hicieron ante un rival nada sencillo, un equipo que se estrenaba en el grupo pero no en la categoría porque el año pasado ya jugó el play-off de ascenso a Primera RFEF, el Rayo Cantabria. Lo cierto es que la diferencia entre ambos conjuntos se hizo notar especialmente en la primera parte, y esos 45 minutos desequilibraron una balanza que finalmente se inclinó a favor de los cántabros que se llevaron los tres puntos a casa.

Estreno sin puntos en O Couto para el Ourense CF

Los de Rubén Domínguez se exigían salir dando lo mejor de sí y en el cometido no fallaron, pero el filial del Racing de Santander no se sintió intimidado y logró dominar durante toda la primera mitad teniendo la mayor parte de las ocasiones y sabiendo aprovechar las que generaban los locales. Fue así como forzaron un penalti inexistente del que Dalisson se sirvió para adelantar a los suyo con el primer tanto a apenas 10 minutos del inicio de juego.

Con la primera en la frente aparecieron los mejores momentos del Ourense CF, una llegada de Hugo Sanz que levantó a la grada prometiendo el empate y un disparo de Tiago que acabó en las manos de Pablo Díez. Por lo que, con la parada, 0-1 al descanso.

A la reanudación tocó jarro de agua fría, un minuto sobre el césped y Mario García a pase de Dalisson puso el 0-2. Pero en vez de venirse a menos el equipo ourensano se vino a más. El cambio fue radical los pontinos sacaron todo el arsenal, echaron garra y presionaron en bloque alto obligando al Raayo Cantabria a perder el balón

Rubén Domínguez movió entonces el banquillo y en uno de esos cambios entró el que fuera el killer hace dos campañas, Borja Domingo, que en su estreno puso el primer tanto del club en la Segunda RFEF, 1-2. El tanto de la esperanza al que se afianzaron los locales, pero los cántabros supieron defender y también echar mano de un juego más enredado que obligó a prolongar hasta 5 minutos el descuento. Ahí Jerín y Amín tuvieron las oportunidades para el empate, pero el meta no falló y con una mano rápida deshizo la ilusión.