Lo de Cáceres fue un mal día, lo del Oviedo la confirmación. El Ourense Baloncesto aguantó en pie hasta el descanso, el primer golpe certero de los asturianos lo sacó del ring. Malas, muy malas sensaciones.

Dos partidos a la sombra tenían a Joseph hambriento. No salió de inicio, lo hizo avanzado el primer cuarto. Volvió al banquillo con 15 puntos, algunos después de rebotes de ataque, y sobre todo con la sensación que el juego interior también existe. Pero fue un chispazo.

Un triple de Van Wijk puso la máxima diferencia, 9-2, igualada en un pis pas. Sin Uriz, baja por una rotura de fibras, Dimitrijevic hizo de base. No es lo mismo, dirigió regulín y se equivocó cada vez que buscó el aro ovetense. Sí empezó más acertado Adonys, pero se fue apagando. Uno arriba alcanzó el primer cuarto el Ibereólica Renovables Ourense, 21-20.

Los primeros puntos de Saúl Blanco supusieron la primera ventaja asturiana, antes que un parcial de 6-0 colocara cinco arriba a los ourensanos. Joseph y mucho de Joseph, hasta estirarla a seis, 33-27. Por el camino ya había amanecido para Marc Martí, que triple a triple, hasta cuatro, impidió el despendole local. El último mandó el partido al descanso con un 39-42.

Aceleró el Oviedo a la vuelta de vestuarios, de forma violenta además. Para empezar, los de Lezcano le cortaron el grifo a Joseph, que ya no reinó en la zona. Para seguir, anotaron con variedad, de dos, de tres, con palmeos, con penetraciones... Sólo un pero, se les escapó la vigilancia sobre Joan Tomàs, que con 13 puntos mantuvo al COB con un hilillo de vida. Pronto cobraron siete puntos de ventaja los visitantes, 39-46, 46-53, antes que una cesta desde más allá del 6,75 de Saúl Blanco la empujase hasta la decena, 46-56. Joan Tomàs seguía a lo suyo, el problema era que encontraba todo tipo de respuestas, 50-61, para el 54-64 con el que se entró en los diez minutos definitivos.

Una canasta de David Navarro encendió una mechita de ilusión, la respuesta implacable de Frey, triple, la apagó. Desde la línea de tiros libres acortó Joan Tomàs, 58-67. Unos y otros se tomaron una pequeña pausa, los unos no llegaron a romper el partido, los otros no llegaron a encogerlo. Hasta que se hartaron los ovetenses, que con dos triples consecutivos empezaron a levantar los brazos, 60-75 y poco más de tres minutos y medio por jugar. Tiempo muerto de Gonzalo García para intentar arreglar un desaguisado que poco remedio tenía ya. Por el camino entró Menzies, presencia testimonial. Con Fall en el banco la mayor parte del tiempo, el juego interior se encomendó a un Joseph que lo dio todo al principio y luego se caló y al que no vendría mal intentar meter algunas canastas para abajo.

Con todo el pescado vendido despertó Adonys, para mejorar su estadística. Tanto bajaron la cabeza los ourensanos que hasta encajaron una última cesta a décimas del bocinazo. Ni haciéndolo aposta.

Toda la ilusión que proyectó la victoria contra el Palencia se evaporó con las derrotas, cristalinas, en Cáceres y ante el Oviedo. Toca ahora Burgos, ante un equipo que se estreno perdiendo en Melilla.