Lo que debería ser una cita histórica, conquistada con mucho esfuerzo la temporada pasada, pasa a ser una fecha escondida de un miércoles de finales de octubre. El Sala Ourense arranca en la Copa, en la localidad salmantina de Alba de Tormes, desde las ocho. Dos guardametas y a lo sumo seis o siete jugadores de campo (“a todas luces insuficiente” , recalca), es lo que espera desplazar Kike García, el entrenador, en un viaje que comenzará después de comer.

“Yo digo que es un caramelo envenenado, para un equipo que no es profesional, en el que cada cuál tiene su trabajo, es complicado afrontar un partido un día entre semana, un miércoles en este caso, después de cuatro horas de viaje”, detalla el entrenador.

“Desde que supe el resultado del sorteo y vi que teníamos que jugar en Salamanca desconecté, no tengo la templanza de otros”, remarca García, que no esconde que tiene la cabeza bastante lejos del partido. “Es que en estas circunstancias, miras más por la familia, por el trabajo. Sé de jugadores que después de haber estado diez días confinados les han dicho en sus trabajos que esto no puede volver a ser, que escojan. Y el problema es que nadie te garantiza que no vayas a tener que pasar más cuarentenas... No creo que sea el momento de meternos en este berenjenal de competición, pero la federación dijo que había que seguir hacia delante, con lo cual o lo tomas o lo dejas. No nos queda otra que convivir con el Covid, no va a desaparecer de la noche a la mañana. No digo que se paren las competiciones, pero sí que juguemos en mejores condiciones”, recalca García, que en una semana va a pasar tres test, el previo al domingo pasado para iniciar la liga contra el Ventorrillo, éste de Salamanca y uno más para visitar Ribeira el próximo fin de semana. “Desde luego que controlados estamos”, remacha.

“Nosotros somos un club muy humilde, como digo yo somos muy de pueblo, y sólo nosotros sabemos lo que hemos sufrido para llegar hasta aquí. Vamos a intentar ganar el partido aunque sea con un palo”, adelanta García.

Enfrente, un conjunto salmantino al que el entrenador ourensano sitúa en un escalón muy similar. “Parten como favoritos, juegan en casa. Hemos jugado dos años contra ellos y es un equipo muy parecido al nuestro. Cuentan con la ventaja de la pista, muy pequeña en la que no corre bien la pelota. Es un equipo con el que estamos siempre a la gresca, deportiva claro”, acaba el entrenador ourensano.

Otras cuatro horas

Una vez acabe el partido, clasificado o no el Sala Ourense para la siguiente ronda de la competición, esperan otras cuatro horas de viaje. Y el día siguiente, jueves, lo que espera es el trabajo.