Cuando el descanso pedía paso, cuando el Barco llevaba media hora sin saber por dónde meterle el diente al Compostela, un gol olímpico de David Álvarez abrió un partido que parecía cerrado después que el Compostela golpease dos veces en el primer cuarto de hora.

Después de una parada de Oviedo ante Primo y una pelota que se paseó por el área pequeña valdeorresa sin encontrar rematador, un centro de Bicho a los ocho minutos acabó con la volea con la izquierda de Jimmy. por el palo que cubría el guardameta. Muy poco después, un balón desde la esquina fue empujado por Primo en el segundo palo.

Arrancó el Barco yendo a buscar arriba al Compostela, con la intención que no sacasen el balón jugado y tuviese que ser Pato Guillén el que iniciase los ataques. Pero en eso el uruguayo es un maestro, pone la bola donde le place. Llegaba más el Compostela, sí, pero con timidez. Después de muchos minutos sin que pasase nada apareció David para embocar la pelota desde la esquina. Tremendo.

Arrancó el Barco el segundo tiempo con la mochila intacta. Sólo que con el paso de los minutos y ante la imposibilidad de hacer más goles, las fuerzas fueron menguando y la cabeza dejó de recibir la sangre precisa, con lo que el Compostela, limitándose a aguantar, conquistó la final.

Había dudas sobre el rendimiento de los equipos. Disipadas, cuatro meses sin tocar un balón se tradujo en un ritmo discontinuo, con poca chispa. Llegó mejor el Barco al tramo final, rondó el empate, pero el que marcó fue el Compostela.

No es sencillo cantar bingo la primera vez, el Barco pone fin a una temporada que ha sido histórica.