Con la creación de esta Segunda B Pro, los clubes participantes rechazarían las ayudas de la Federación por el programa 'Impulso 23', para que la cuantía fuese superior a repartir entre los equipos que siguiesen en Segunda B y Tercera. Ahora, aumentando los ingresos también se deberá aumentar el control económico sobre los clubes. La intención es adoptar un sistema parecido al 'fair play financiero' que se tiene en Primera y Segunda división, pero organizado desde la Federación. Se implantarían controles económicos y límites salariales para evitar grandes deudas en los equipos. En fin, unas medidas que acabarían con los pagos en B.