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fútbol sala - Primera división

Manolo Codeso: "Nunca obligaré a las niñas a volver a jugar, no voy a asumir ningún riesgo"

"Tengo a dos jugadoras asmáticas, no me voy a pelear con nadie si me descienden"

Nati Pacios, Noa y Manolo Codeso, ayer, a media tarde, en la casa en la que viven en Ourense. // Iñaki Osorio

Manolo Codeso, un volcán dentro y fuera de las canchas de juego. La epidemia le ha apaciguado, le ha hecho reflexivo, aprecia ahora que estaba viviendo al trescientos por cien. Con el deporte parado, lo que espera ahora es volver a poner en marcha la empresa de decoración y pintura que tuvo que cerrar a raíz de la alerta sanitaria. Pasa las horas en casa, junto a Nati, su mujer, y Noa, la hija, una futura gimnasta de las buenas.

- Otro al que pillamos en casa, qué suerte la mía, ¿no?

- Qué remedio, aquí estamos los tres, llevando el confinamiento todo lo a rajatabla que podemos. Me temo que Noa (la hija) va a tener que celebrar aquí el cumpleaños, el 5 de mayo hace 12. Mis padres también están bien, en Celanova.

- Decía yo que al final se va a salir con la suya, la permanencia pronto será una realidad...

- No es la manera en la que me gusta conseguirla. Llevo un mes haciendo de presidente entre comillas, hablando con federativos, con el resto de equipos de Primera. Hay mucha polémica, me da rabia que haya gente que piense que esto nos ha venido bien para lograr fuera del campo lo que no se sabía si conseguiríamos dentro de él. A mí me gustaría jugar, pero sólo si estamos a salvo de todo. Y a día de hoy, esa condición no se da. Que se retome la competición lo veo imposible, lo primero debe ser la salud, debe estar por encima de todo.

- Anularlo todo pues...

- Eso es, la salud de las jugadoras debe ser lo verdaderamente importante, después de tenerlas dos meses metidas en casa entrenando fatal sería una tontería ponerlas a jugar. A mí me gustaría una liga de dieciocho equipos, se habla incluso de veinte si se concretan los cuatro ascensos, tanto me da. Sé que los clubes de Primera no quieren tantos, sobre todo los más grandes, tenemos tiempo para dejarlo todo bien arreglado de cara a las próximas temporadas.

- Claro, pero el que estaba haciendo bien las cosas no entiende nada...

- Y tienen toda la razón. También puedo argumentar yo que teníamos por delante un calendario muy propicio para salvarnos, estábamos deseando jugar los partidos que nos venían. A nadie le vas a quitar nada si anulas la temporada, nosotros decimos que estábamos cerca de la permanencia, los primeros estaban cerca del título pero no lo habían ganado todavía. Les puedes estar quitando las ilusiones, pero el campeonato seguro que no se lo estás quitando. Ahora está todo muy reciente, dentro de unos años nadie se acordará, a mí ahora mismo me preguntas en qué puesto quedé hace siete años y de verdad que no me acuerdo.

- En Holanda, en Francia, parece que ahora también en Italia, ya han dado por acabada la temporada para el fútbol profesional, pendientes sólo ahora de los ascensos, si los hay, y de las plazas europeas. El Cidade de As Burgas tampoco va a jugar más este curso...

- Seguro, llegado este punto no me voy a pelear con nadie, si me dicen que me descienden, pues muy bien. Lo que tengo claro es que nunca voy a obligar a las niñas a volver a jugar para no bajar. ¡Cómo vamos a jugar en verano, con 40 grados! No pienso asumir ningún riesgo, tengo a dos jugadoras (Canolich y Ana) que son asmáticas... No juego ni aunque pudiésemos ganar un título.

- Y si se vuelve será a puerta cerrada...

- Mejor empezar más tarde pero con salud. Jugar sin aficiondos es como hacerlo a la pata coja. Nos estamos volviendo todos locos en querer solucionar las cosas muy rápido, cuando insisto en que lo primero es la salud. Mejor andar que correr, ya empezaremos cuando se pueda. Y esto de la puerta cerrada no lo veo, quitas a los aficionados y ya has solucionado el problema. No es así. No somos conejillos ni supermanes. Yo desde luego no me hago responsable.

- ¿Qué es eso de que anduvo unos cuantos días preocupado?

- Pues que una semana antes de que se decretase la alerta nosotros habíamos jugado en Alicante, habíamos estado en un hotel, desayunado, comido y cenado allí, con más gente... El sábado de carnaval estuvimos en Barcelona.... Hemos estado en riesgo, hasta que no pasaron veinte, treinta días, no sentí un cierto alivio.

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