Hugo Martínez Rodríguez cursa ESO, primero en concreto, como tantos chicos ourensanos. Confiesa, su madre lo corrobora, que lo suyo no son los estudios, las lenguas, el castellano y el gallego, pero también las matemáticas le han traído a maltraer. Ahí también entran unos cuantos. Y juega al fútbol, en los infantiles del Pabellón, de estos ya no hay tantos; y a la vez arbitra, con lo que el círculo se reduce notablemente. A día de hoy, la batalla entre árbitro y futbolista parece decantarse por coger un silbato y ser el juez de los partidos. Con catorce años recién cumplidos, Hugo lleva ya tres en el colegio ourensano. Podría dirigir partidos de Tercera Galicia, lo hará la próxima temporada o puede que incluso antes que concluya ésta misma, pero de momento avanza arbitrando a juveniles y haciendo de línea en los de Primera, el más reciente el Loñoá-Verín del pasado domingo.

"Mi abuelo (Óscar Sánchez, vicedelegado en el colegio ourensano) fue el que me dijo que me metiera a árbitro", relata Hugo, que como futbolista ocupa la posición de media punta. Seguidor del Atlético de Madrid, le tira sin embargo más el arbitraje. Como no podía ser de otra forma, una ourensana, Zulema González, es su referencia. En el apartado masculino, Hugo se queda con el valenciano Mateu Lahoz.

Muchos partidos

"Veo mucho fútbol, casi todos los fines de semana veo partidos", remarca Hugo. Cuenta para ello con la facilidad que ofrece un bar en el barrio de A Ponte, que regentan sus padres. No es el único nene de la familia ourensana, Hugo tiene un hermano y una hermana, si bien ninguno de los dos tira por este mundo del silbato, ella le da al baloncesto y él también al fútbol pero sin mostrar, al menos de momento, inquietud arbitral alguna.

"No podría definirme porque nunca me he visto en un vídeo arbitrando", detalla el jovencito ourensano, más partidario de mantener la distancia con los futbolistas que de coleguear al más puro estilo Mateu. "Me encantaría llegar a ser profesional del arbitraje", recalca, a la vez que ya ha tenido que pasar por improperios rechazables en los campos de fútbol. "De vez en cuando me han dicho cosas feas, los jugadores no, pero un aficionado en el campo del Santa Teresita me llamó hijo de p... Hice que no escuchaba, desgraciadamente tienes que estar preparado también para estas cosas", concluye.

De momento, mientras va dando pasos hacia la cúspide, Hugo se empapa de reglamento lunes y viernes en el campo de O Couto.