Alrededor de 260 corredores, cerca de medio centenar de ellos niños, despedirán el 2019 corriendo en la San Silvestre de Castrelo, desde las cuatro de la tarde en la que será la vigesimoprimera edición de la prueba.

No hay afán competitivo alguno, lo que no quiere decir que el ganador no se lleve cien euros, la mitad para el segundo y veinticinco para el tercero. Igualmente cien euros irán a parar a aquél que afronte la cita con el disfraz más creativo. En todo caso, chocolate con bica espera a todos los participantes, los que lleguen entre los primeros y los que lleguen después.

"Van a correr la San Silvestre de Castrelo más o menos los mismos corredores que el año pasado", reseña Sonia Taboada, teniente de alcalde. "Lo más complicado a la hora de organizar la prueba es el papeleo, los permisos", añade Taboada, que remarca que la intención es "que la gente visite Castrelo y se lo pase bien, que disfruten del sol. Aquí no se trata de ninguna competición propiamente dicha". El periodo para las inscripciones se cerró a las doce de la noche del pasado domingo.

La carrera partirá del parque naútico y proseguirá por la avenida do concello. Espera una distancia aproximada de 6,2 kilómetros que alterará el tráfico en la carretera entre Ourense y Cortegada en el tramo entre Barral y Cortiñas. "¿Qué tiene esta prueba que no tengan otras? El lugar, junto al embalse del Miño. Correr al lado del río la hace muy gratificante", concluye Taboada.