Tres puntos de un tirón, lo que no ocurría desde el primer día de septiembre. La espectacular racha del Compostela se truncó en Ourense, la de resultados, porque las sensaciones que dejaron los santiagueses fueron fantásticas. Todos los infortunios que perseguían a la UD Ourense se detuvieron a la hora de hacer la convocatoria y la alineación posterior, todas las bajas por lesión quedaron aparcadas. Bastó un gol de Iago Blanco en la segunda parte, un pequeño milagro, la victoria, dadas las veces que buscaron con saña la puerta los de Yago Iglesias. Se dieron de bruces con el mejor Ángel Díez. Y cuando no pudo el cántabro apareció el larguero para echarle un capote.

Nada de lo que ocurrió sobre el campo sorprendió, el Compostela tomó la pelota, y el partido, y la UD Ourense se parapetó atrás, bien ordenada y dispuesta a saltar a la yugular de los visitantes a la menor ocasión. El quid de estos planteamientos es dónde robas, cuanto más atrás más metros tienes que recorrer. Antes, cuando las piernas estaban frescas, Germán encontró el hueco para la llegada de Isi, que buscó a Iago Blanco pero se encontró el despeje de un central.

Volvía Pato Guillén, recibido con cariño. Allá por el minuto 39 voló el uruguayo para sacar una pelota de Isi que buscaba la escuadra. Enfrente estaba Ángel Díez, que casualidad o no hizo de largo el mejor partido desde que juega en Ourense. Salvó la victoria con seis o siete paradas muy meritorias, algunas abajo del todo y junto al poste.

El recital del cántabro comenzó sacando un cabezazo de Pablo Antas y terminó en la prolongación, cuando mandó a la esquina el disparo de Álvaro Casas. Por el camino le negó el gol a Brais Abelenda, a Hugo Sanmartín dos veces, a Josiño, y ya sobre el final sobre todo a Gabri Palmás.Enorme, debió llevarse el balón a casa.

Arrancó la segunda parte y el Compostela dio un paso al frente, se echó más arriba todavía. En los rojillos, una pena más, Isi dejaba el campo en el descanso, lesionado. A este paso van a tener más en la enfermería que sobre el campo.

Ahora, ir a por el partido tiene riesgos. Con casi todos los santiagueses por delante del balón, Carlos encontró a Iago Blanco en carrera, Queiruga se comió el balón y el delantero se encontró mano a mano con Pato. Resolvió b ien, abajo, su primer gol, tres puntos. Pegado al banquillo compostelano seguía la jugada Miki, que soltó toda la rabia cuando vio la pelota acabar en la red, como si tuviera interiorizado que estas cosas pasan.

En pleno éxtasis, el 9 de la UD Ourense tuvo el segundo, pero empaló mal en el primer palo lo que era un centro ganador de Champi.

Seis minutos más duró sobre el campo, fue reemplazado por Rubén Durán, que formó un trivote en medio campo con Germán y Tiago. Poco después entraría Viti, por Champi, con lo que Marquitos quedó como llanero solitario en el frente de ataque. Llanero medio lisiado, un minuto más y cae en el campo.

La última media hora fue un ejercicio de resistencia, todos a defender el botín, con esporádicas salidas al contragolpe pero desde muy atrás y ya sin fuerzas. Ángel se convirtió en una pared que todo rechazaba, y a la que no llegó, a un cabezazo con toda la fuerza de Pablo Antas, encontró la ayuda del travesaño.

Ejercicio de resistencia

Hasta el final atacó el Compostela, hasta el final resistió la UD Ourense, que por fin encontró esa suerte tan necesaria para ganar. El reloj parecía detenido, los lanzamientos desde la esquina parecía no tener fin. Hasta que lo tuvieron.