Deslucido. Así terminó el partido entre UD Ourense y Atlético de Madrid B. Con los ourensanos intentando sin recursos encontrar la puerta rojiblanca y los madrileños no queriendo hacer sangre. Se cumplió lo esperado. Ganaron los visitantes. Tienen mucho más. Con todo, los de Currás tuvieron sus opciones, dos ocasiones muy claras en los primeros minutos del segundo tiempo.

En los filiales juegan futbolistas elegidos, en el del Atlético todavía más. Con campeones europeos en la plantilla, los rojiblancos mandaron desde el pelotazo inicial. Tomaron la pelota y, como tienen varias marchas más, acosaron la puerta de Borja.

Mollejo fue un incordio. Empezó por la derecha, pero aparecía por todos lados. Cabeceó arriba un centro desde la izquierda, cabeceó dentro una pelota perfecta de Óscar Clemente. El 0-1.

La UD Ourense intentó sacar siempre la pelota jugada. Y era un problema, porque siempre había una pierna rival que cortaba cualquier progresión. En una de las que sí llegaron, a un balón en el primer palo fueron sin pensarlo Hugo y Marquitos. Ninguno remató, pero si no es por la manopla de Conde acaba dentro.

Mucho peor que cualquiera de los goles fue la lesión de Marquitos, que dejó el campo a los 36 minutos en lo que pareció un problema muscular. Entró Isi. El problema es que la liga ya asoma la pata.

Elegidos. Por eso tiene un toque especial. Se acercaba el descanso cuando Tropi clavó un libre directo. Borja voló, pero llegó tarde. 0-2.

Seis cambios de golpe en los visitantes tras el descanso, dos en los locales. Ahí pudo haberse metido la UD Ourense en el partido, primero en una pelota de Iago Blanco que Pedrosa empaló mal, después en un pase espectacular de Gabi que Isi cruzó demasiado.

Habían bajado las revoluciones, sobre todo en los visitantes, que ya habían metido otros cuatro cambios de una tacada, menos Mario, un melenitas fantástico. Y Josu pensó que algo había que hacer. Porque si no no se entiende. Un entradón sobre Solano acabó con el delantero en el suelo y acto seguido el ourensano agredido. Los dos a la calle, penalti y 0-3.

Con todo vendido, Cedric pilló una contra y el palo evitó otro más.