En un pispás ha confeccionado el Ourense Envialia la plantilla de la temporada 19-20. No hace ni dos semanas que acabó la competición y las blanquinegras ya han sumado cinco incorporaciones, la última la de la hispano brasileña Sarah Santos, una ala pívot procedente del Guadacacín.

Santos (Río de Janeiro, 15 enero 1995) llegó al club jerezano procedente del Ucam Murcia. Su rendimiento fue más que satisfactorio para el conjunto gaditano, con el que firmó 17 goles en los 30 partidos de liga, pero el descenso de categoría motiva su marcha. En ese río revuelto han ganado los pescadores del Ourense Envialia pero también los del Poio, equipo, el pontevedrés, en el que ha recalado la guardameta Caridad García, Cari en el mundillo del balón pequeño.

Es lo que tiene hacer un temporadón, acabar tercero la liga, llegar a la final de la Copa Galicia y a una de las semifinales de la Copa Reina, que te conviertes en un destino muy atractivo para futbolistas con hambre y ganas de ganar. Porque a estas alturas del año pasado apenas estaban confirmadas las incorporaciones de Laura Doce y Judith. Hoy, sin embargo, ya son nuevas futbolistas blanquinegras Laura Uña (22 años, procedente del Leganés); Carol Senra (16, A Fervenza); Andrea García (16, O Fisgón San Narciso), si bien en principio su destino será el filial; Iraia Arbeloa (17, Amarelle); y ahora Sara Santos (24 años), con lo que la brasileña aportará gotas de experiencia a una plantilla que si por algo sobresale es por la extrema juventud de sus jugadoras. Otra cosa es que para reemplazar a Bea Seijas sean necesarias dos o tres a la vez.

Gonzalo Iglesias, el entrenador que ha colocado a las ourensanas por delante del resto de equipos mortales de la Primera división, como a él le gusta subrayar, el que disfrutó como un enano viendo en directo en París a Nadal ganar ante Federer la final de Roland Garros, se ha asegurado gol, al menos en teoría, algo que a la vista está faltó la temporada pasada, otra cosa es que lo compensase con una fiabilidad atrás que le permitió dejar la puerta a cero en casi una decena de ocasiones a lo largo del curso.