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Bea Seijas: "Solo me recuerdo con un balón, pero nadie me llamó marimacho"

"A mí me tocó vivir otra época que también fue maravillosa, aunque no me regalasen un coche", subraya

Bea Seijas, espachurrada por una compañera al final del partido contra el Majadahonda. // Iñaki Osorio

Se acabó. Ahora sí. Bea Seijas dice adiós. Con 45 años. Ya se despidió de su gente en el último partido de liga en Os Remedios, con remontada y triunfo que dejó al Ourense Envialia tercero. Lo hará del todo a final de semana en Burela, durante la Copa de España, quién sabe si con un nuevo título.

- Tic tac, esto se acaba...

- Se acaba, sólo me queda por delante un título muy bonito, la Copa. Es un formato que me encanta, son tres días en los que se respira fútbol sala por todos lados. De hecho, el que ganamos hace dos años en Poio fue el mejor momento de mi carrera, allí viví momentos mágicos, increíbles, inolvidables. Me encantaría repetirlos.

- Sorprende que después de haber ganado Ligas, Copas, Supercopas, después de haber sido más de cuarenta veces internacional se quede con ése en concreto. ¿Tan especial fue?

- Muchísimo, Marta había perdido hace poco a su abuelo, le había prometido que ganaríamos la Copa, nuestro preparador físico a su padre. No sé, tuvimos una comunión especial, fueron tres días mágicos. Nadie contaba con nosotros, un poco como pasa ahora.

- ¿Es imposible alargar la carrera un poco más?

- Sí, porque el cuerpo dice basta. La liga cada vez es más exigente, cada vez es más profesional. Y yo ya tengo 45 años, he seguido mientras podía llegar a un nivel aceptable, éste he cumplido el papel que tenía que cumplir en el equipo.

- ¿A qué se habría dedicado si no hubiese sido futbolista? ¿O ni lo ha pensado?

- Es que sólo me recuerdo con un balón en los pies, antes de dedicarme al deporte ya andaba yo con una pelota a todos lados. Jugaba también al ping pong, un monitor me dijo que me dedicase a esto, pero lo mío era el fútbol sala, el fútbol sala, no el fútbol 11. ¿Muñecas? También, pero sobre todo un balón. Mis padres no lo veían bien, hasta que claudicaron. Me ayudó mucho un tío, se empeñó y los convenció.

- Todo ha cambiado mucho, pero hace treinta años, cuando usted empezó, se estilaba aquello de marimacho para las deportistas...

- A mí no me lo llamaron nunca, yo tuve suerte, nunca tuve ningún problema con nadie. Pero sí sé de otras compañeras que tuvieron que aguantar de todo, sobre todo las que tenían un aspecto más masculino.

- ¿Cuándo ve a las internacionales de fútbol recibir un coche por cabeza antes de acudir a un Mundial no maldice no haber nacido veinte años más tarde?

- Lo piensas, pero al final tienes que vivir la época que te toca. Tampoco debemos engañarnos, es verdad que el campo del Atlético se llenó contra el Barcelona, pero por cad partido de esos hay cincuenta y cuatro mil sin gente. Seguimos a años luz del deporte masculino, en todo, en sueldos, en seguimiento, en exposición mediática... A mí me tocó vivir otra época que también fue maravillosa aunque no me regalasen un coche. Viví otras cosas, otras vivencias.

- ¿Qué queda de esa ferrolana que se nacionalizó ourensana hace más de dos décadas?

- Queda la esencia, sigo siendo la misma que empezó, más mayor, con más experiencia, con más vivencias. Pero la misma que cuando vino hace ya muchos años.

- ¿Y ahora?

- Pues ahora a dedicarme a mi otra gran pasión, mi profesión, diseñadora gráfica. Porque el fútbol sala ha sido un hobby, que me ha dado el cariño y el respeto de todo el mundo.

- Porque ese hobby de más de treinta años ha sido...

- Ha sido mi vida. Me ha dado amistades, me ha formado como persona, ha moldeado mi carácter... Me lo ha dado todo.

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