El Velle ha mantenido en apenas siete días una relación muy peculiar con los penaltis. En una semana se ha visto en el punto fatídico en tres ocasiones, a cuál más decisiva. Y en las tres salió vencedor. Si hace ocho días, un lanzamiento de Ocampo en el minuto 98 contra el Mondariz valió una permanencia, en la Copa conquistó el título gracias a otra pena máxima, esta transformada por Felipe a falta de un cuarto de hora. Por el camino, otro golpe de suerte, o de acierto del guardameta Viana, que detuvo en la primera parte el pelotazo de Oli con el que el Arnoia pudo haber cobrado ventaja.

No fue una final que pasará a la historia por el fútbol desplegado. Todo lo contrario. Bajo un calor difícil de llevar, Atlético Arnoia y Velle, que compartirán categoría la próxima temporada, la Preferente autonómica, se enzarzaron en un fútbol de disputas, de pelea, de pelotazos, en el que ni uno ni otro consiguió hacerse con el control del juego.

Las ocasiones llegaron a cuentagotas, por no decir que no llegaron, pero unos y otros tuvieron la más clara que puede tenerse, un penalti. Cuando se acercaba el descanso, un derribo sobre Bruno dejó a Oli solo ante el portero. Viana le acertó la intención.

Nada cambió en el segundo tiempo, lo que más hubo fueron cambios, cinco en cada equipo. Pasaban los minutos pero el fútbol seguía sin aparecer. El golpe de fortuna que demandaban los de Rivo llegó a falta de un cuarto de hora. Varandela fue derribado y Felipe dispuso de la ocasión soñada. No la falló, como tampoco lo hizo Ocampo una semana atrás. Gol y título, gol y Copa.

Lo que hace diez días se antojaba un drama -el Velle dependía de terceros para mantener la categoría- se ha convertido en la fiesta mejor soñada, permanencia y título copero. También para Rivo, que a la cuarta consigue el premio.