La memoria acude a la trinchera

Jugadores del Celta entre finales de los sesenta y comienzos de los ochenta, que vivieron ascensos, descensos, permanencias y clasificaciones europeas, muestran su confianza en la salvación del equipo

Juan Fernández, Lezcano, Manolo, Sánchez, Jiménez, Doblas, Rodilla y Waldo, ayer en Balaídos. // R. Grobas

Juan Fernández, Lezcano, Manolo, Sánchez, Jiménez, Doblas, Rodilla y Waldo, ayer en Balaídos. // R. Grobas

Vigo

Los veteranos irrumpen en el escenario de la crisis céltica. La Agrupación de Antiguos Jugadores, en un comunicado hecho público el lunes, pidió apoyo a la afición y la máxima entrega a la actual plantilla. Miembros destacados del colectivo se reúnen un día después sobre un césped en el que vivieron glorias y miserias. Desde esa experiencia muestran su fe en el Celta.

Ocupan todos los arcos de edad en una generación inolvidable. Jiménez (68-75), Manolo (66-82), Sánchez (73-75), Waldo (72-76), Rodilla (70-76), Juan Fernández (69-80), Doblas (69-78) y Lezcano (67-76) vivieron parte o todos los vaivenes de una década extraordinaria: el ascenso de 1969 tras diez años en Segunda -la estancia más larga del club-; la primera clasificación para la UEFA en 1971 y la disputa de la eliminatoria con el Aberdeen; el nacimiento del Celta ascensor (bajó en 1975, subió en 1976, bajó en 1977, subió en 1978, bajó en 1979), que se prolongaría durante los ochenta, con paso puntual incluso por Segunda B en la temporada 80-81. También hubo alguna liga tranquila y alguna permanencia resuelta con angustia, como aquella que Jiménez recuerda: "Nos la jugábamos en un derbi. Nos pasamos toda la semana concentrados en el Parador de Baiona. Ganamos. Todo lo que está ocurriendo ahora lo hemos vivido en nuestras carnes".

Jiménez achaca la situación actual "a la mala planificación". "Nunca hay claridad en esto", argumenta Manolo sobre el diagnóstico de las crisis futbolísticas. "El club venía de estar a un nivel muy alto durante varios años. Nadie veía que se pudiese llegar a esta situación, al límite. Es muy difícil delimitar las causas. Todos hemos pasado por estas situaciones. No has tenido suerte, no has hecho bien las cosas y al final estás así". Juan acude al pecado original de la contratación de Mohamed, que "no conocía el fútbol europeo y al que luego echaron no haciendo las cosas tan mal". Sánchez admite: "No nos lo esperábamos. Era un equipo muy consolidado". Coinciden en todo caso en que "no es momento de cortar cabezas", según lo define Paco Doblas.

Lo factual es la clasificación, más allá del proceso que la ha provocado. Y los veteranos recuerdan bien cómo esa tabla y sus guarismos llegan a pesar en el espíritu de un jugador. "Te metes en una dinámica cuando empiezas a perder en la que levantar el ánimo es complicado", concreta Waldo. En eso el fútbol no ha cambiado, aunque Doblas sí detecta otra evolución: "Noto un compromiso distinto que el nuestro. Éramos todos amigos y sentíamos el club. Ahora la gente está en la vorágine de los clubes, van y vienen, les da un poco igual dónde jugar. Todo el fútbol ha cambiado en ese sentido. La actitud es un poco distinta, lo veo en las caras, los gestos, los brazos. Si muchos bajan, no les importará, se irán. Pero la responsabilidad les afecta al coco igual que a nosotros", conviene. Cierto también que la movilidad de los jugadores estaba muy limitada en su época. El club podía retenerlos subiéndoles un diez por ciento el sueldo, como sucedió con Manolo y el propio Doblas.

"La situación conlleva nerviosismo. Eso no lo puedes evitar. Pero son profesionales y quieren ganar", acota Manolo. Sánchez pide a los jugadores "que se centren en salvar la situación, olvidándose de traspasos". Jiménez recuerda que él llegó del Barcelona, con su fulgor. "Tuve la suerte de venir a un gran club desde otro gran club. Respondí con la capacidad y responsabilidad que tenía de donde venía. El Real Club Celta de Vigo para mí es mi vida y mi historia".

Ya solo importan las diez jornadas que restan y singularmente el choque contra el Villarreal, que es de esos que determinan una campaña. "Hay que ganar el sábado como sea, en el minuto 90, metiendo un gol con el culo...", exclama Manolo. "Te juegas todo". Doblas entiende la trascendencia en lo matemático y lo emocional: "Es de esos partidos que suponen un salto increíble si ganas; si pierdes, es una ruina".

Juan Fernández señala que el equipo actual tendrá un aliado esencia en las gradas. "Nosotros las pasamos canutas en un aspecto: salías a jugar y ya te empezaban a chillar. A la primera que fallabas te caía una bronca. Y llegaba un momento en que no querías que te pasasen el balón por miedo a perderlo", recuerda. "Ahora la gente está a favor, muy concienciada en ayudar al equipo. Es más cómodo. El jugador no puede salir presionado, muerto. Eso te impide correr y trabajar. El jugador debe tener un compromiso firme de hacer todo lo posible. Pero deben salir relajados". Y Rodilla le matiza: "Tranquilos es la palabra".

Rodilla, que ahora es también miembro del consejo de administración del club, sentencia: "La afición se está movilizando y no puede hacer más por el equipo". Y Lezcano pronostica: ""La gente ayudará a los jugadores. Estos deben poner de su parte".

Celebran también el regreso de Iago Aspas. "Su presencia será anímicamente muy importante por los compañeros", confirma Waldo, que concuerda con Juan en que Manolo era el Aspas de su época, "un motivador, cuya presencia en el campo te daba confianza".

Fernando Rodilla resume: "Hay que ser positivos y pensar que tenemos equipo para mantenernos. Es muy difícil, pero podemos conseguirlo, quedan muchos puntos". Y Lezcano redondea el epílogo: "Yo estoy seguro de que vamos a lograrlo".

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