La plantilla del Celta recibió ayer la visita del presidente, Carlos Mouriño, que se acercó hasta las instalaciones deportivas de A Madroa para saludar a los futbolistas y darles ánimos en vísperas de su importante desplazamiento a Getafe, donde el equipo que dirige Miguel Cardoso se propone encadenar mañana un segundo triunfo que mejore su delicada situación en la tabla.

Mouriño, que acostumbra realizar este tipo de visitas en vísperas de encuentros importantes, saludó uno por uno a todos los futbolistas del plantel, a los que estrechó la mano en los primeros compases de la sesión matinal dispuesta ayer por el entrenador celeste a puerta cerrada en la ciudad deportiva.

El dirigente apenas se detuvo a conversar brevemente con Iago Aspas para interesarse por la situación del delantero (que horas después recibía el alta médica y será de la partida para Getafe) y con el Miguel Cardoso, que sigue contando con su "máxima confianza" (aunque a la vez sin mucho margen), según el propio Mouriño anunció en comparecencia pública antes de que el equipo derrotase al Sevilla la pasada semana.

La anécdota de la visita fue sin embargo el frío saludo entre el mandatario y Nemanja Radoja, marginado del equipo por negarse a renovar y en nómina sin posibilidad de jugar hasta que finalice su contrato en junio próximo.

El mandatario y el centrocampista serbio se estrecharon la mano al paso, sin mirarse a la cara, en una acción puramente mecánica que refleja el deterioro de la relación entre el futbolista y el club.

A la sesión de ayer faltó de nuevo Emre Mor, que lleva dos semanas apartado del equipo por indisciplina, pero que podría no tardar en reintegrarse al grupo, según reveló hace unos días el director deportivo, Felipe Miñambres, tras no haberse concretado su salida del club en el mercado de enero.