El proceso sucesorio abierto en la UD Ourense puede desembocar en tres escenarios. El óptimo para los intereses del club sería que antes del 1 de febrero se presentasen una o más candidaturas para que en torno al día 7 del próximo mes se pudiese votar en una asamblea extraordinaria de socios el relevo para la actual directiva, ya constituida en comisión gestora tras la convocatoria de elecciones. De esta forma, se podría llevar a cabo en cohabitación el traspaso de poderes, la planificación de la próxima temporada y la liquidación en orden de la presente.

Si ningún grupo de socios da el paso, el proceso volvería a activar los plazos y podría prolongarse hasta el verano, un problema para unos directivos que no ocultan que el desgaste acumulado en cinco años de gestión ha hecho mella. También han aclarado que se mostrarán vigilantes para tratar de que no se comprometa la viabilidad de un proyecto que está instalado en categoría nacional sin deudas.

Una tercera opción, la que peor recuerdo trae a los aficionados ourensanistas, es abrir la puerta a un grupo inversor o a una agencia de futbolistas en caso de que no prosperen alternativas dentro de una masa social de 350 personas o de que la asamblea las rechace. En O Couto ya hay constancia del interés de un grupo extranjero por invertir. Esa inyección económica permitiría a la UD Ourense abordar retos deportivos que, con el actual modelo de gestión, parecen vedados, aunque tendría que garantizarse el control de los socios para pasar el escollo de la asamblea.

Cabe recordar que los estatutos de la UD Ourense recogen que la junta directiva estará formada por un número de miembros que deberán ser socios en un número no inferior a cinco, mayores de edad, en pleno uso de los derechos civiles y que no estén incursos en incompatibilidad establecida en la legislación vigente. Tanto el presidente como los directivos deberán tener una antigüedad de tres años como socios y no podrá ser presidente ni directivo del club aquel socio que desempeñe cargos políticos o los haya desempeñado en los últimos tres años -se podrá hacer una excepción a través de la aprobación por la asamblea general de socios-.