El Celta desaprovechó el revulsivo del estreno de su entrenador y cayó por la mínima en Anoeta (2-1) tras una mediocre actuación, en la que le penalizaron los fallos en algunas temerarias salidas de balón, una de ellas aprovechada por Oyarzabal para abrir el marcador, y el no haber encontrado la fluidez necesaria en su juego con el nuevo planteamiento táctico. Le salió mal la apuesta táctica a Miguel Cardoso de prescindir de inicio de Maxi Gómez, al que recurrió en la segunda parte. El uruguayo respondió con su séptimo gol de la temporada. Pero apenas restaban diez minutos de partido y el tanto de Zurutuza, cuando los célticos todavía volvían del descanso, dejó medio sentenciado el duelo, que los célticos intentaron nivelar a contrarreloj en otra demostración de coraje y combatividad que le serán muy necesarios y en grandes dosis para salir de la complicada situación en la que se han metido en la tabla clasificatoria.

El conjunto celeste cierra el primer tercio de la temporada en la decimoquinta plaza, a solo tres puntos de los puestos de descenso. El partido del sábado que viene en Balaídos ante el Huesca, colista de LaLiga, adquiere mayor importancia y eleva la presión, más de lo deseado, para un proyecto que está naciendo y que, por lo observado ayer, se asemeja mucho al que intentó asentar Unzué, pero que el club no quiso darle continuidad y apostó por Antonio Mohamed.

En su debut con el Celta, Cardoso tuvo que elegir un once sin poder contar con piezas importantes hasta el momento, como Mallo, Cabral, Beltrán y Lobotka. Además de las novedades obligadas por estas ausencias, el técnico portugués quiso plasmar desde el primer minuto su ideario táctico (4-2-3-1), en el que solo entra un delantero. Y el sacrificado fue Maxi Gómez, quien llegaba a San Sebastián como una de las bazas más peligrosas de los celestes, pues no olvidaban que el charrúa les había marcado tres goles la temporada pasada.

Con Aspas como referencia en ataque, Cardoso contó con Emre Mor y Hjulsager para las bandas, con Brais Méndez como enganche. Jozabed, otra de las novedades del once, acompañaba a Okay en el doble pivote. En defensa, Kevin y Juncà ocupaban los laterales, con Araújo y David Costas como pareja de centrales.

El plan era juntar las líneas, que Sergio Álvarez sacase de portería en corto para elaborar la jugada y buscar la velocidad de Aspas para que el moañés se plantase en las mejores condiciones ante Moyà.

Pudo resultar infalible el plan en el minuto 20 de partido, pero el ayer capitán céltico resbaló cuando intentaba driblar al portero realista, tras recoger un pase filtrado de Hjulsager. Antes, sin embargo, los locales pudieron abrir el marcador en un par de ocasiones, pero el disparo de Januzaj (minuto 3) se estrelló en el palo de Sergio y el arousano detuvo un disparo de Oyarzabal, quien a la media hora se inventó una asistencia para Juanmi pero el árbitro anuló el gol por fuera de juego del delantero andaluz.

Fue el preludio del tanto con el que la Real Sociedad acabaría con una sequía en casa de tres partidos consecutivos. En otra arriesgada salida del balón (minuto 36), Jozabed volvió a trastabillarse y provocó una repetición de remates que salvaron Sergio Álvarez y Araújo, pero el rechace llegó a Oyarzabal, que enganchó un disparo pegado al palo para superar al guardameta céltico y adelantar al conjunto donostiarra en el marcador. Entre el lamentable estado del terreno de juego y los constantes fallos en el pase y en el control del balón para jugar en corto de los célticos estaba arruinando el debut de Cardoso en el campeonato español.

Después de ese mazazo, y sin apenas asomarse al área rival, después de la ocasión fallida de Aspas y un disparo flojo de Emre Mor, el Celta llegaba al descanso dejando una imagen de equipo muy blando y confuso en la transición entre el juego directo que había propuesto Mohamed y el de mayor elaboración que ahora pretende Cardoso. Además, se permitía el lujo de tener en el banquillo a su segundo máximo goleador.

La ausencia de Maxi Gómez en el campo la arregló el portugués en el vestuario, donde se quedó un Emre Mor que ayer sí mostró implicación en el juego, a pesar de abusar de la conducción del balón. La Real Sociedad no permitió que el Celta mostrase su nueva cara, porque a los dos minutos de la reanudación ampliaba su ventaja en el marcador con un gol de Zurutuza. El centrocampista vasco enganchaba en carrera un remate de cabeza, tras un excelente centro de Januzaj, y doblaba las manos de Sergio Álvarez en su intento de evitar el gol.

En plena zozobra, Okay aparecía como el único salvavidas para evitar una goleada, que Zurutuza pudo establecer en el minuto 52 con otro remate de testa que se estrelló en el larguero.

Cardoso buscó soluciones en el banquillo dando entrada a Boufal, por un Hjulsager que había echo méritos para seguir en el campo por su sacrificio en la contención y su valentía para desbordar a su marcador. El internacional marroquí no mejoró las prestaciones del danés.

Entonces surgió Brais Méndez, desaparecido durante una hora. El mosense buscó la portería rival y jugar en corto con Aspas para romper la barrera defensiva de los de Asier Garitano. La Real tuvo que ceder la posesión y el Celta buscó un gol que le metiese en la pelea por los tres puntos. Llegó en el minuto 81. Brais Méndez ejecutó un centro medido hacia la cabeza de Maxi Gómez, que le ganó la posición al central y picó con la frente a una esquina de la portería de Moyà.

Sin embargo, los blanquiazules buscaron las pérdidas de tiempo para romper el ritmo de juego que había impuesto el rival, que buscaba al menos un empate como regalo del estreno de Cardoso como entrenador del Celta.