La vida le cambió para bien, y mucho, a la Unión Deportiva Ourense desde la apurada victoria que consiguió una mañana de marzo en el estadio de O Couto ante el Campo Lameiro. Era imposible sospechar que sería la primera de las 12 jornadas en positivo que le llevarían a Tercera División, donde ayer, también en sesión matinal y en el retorno a casa tras los trabajos de recuperación del césped, derrotaba al líder por la mínima y sin encajar, la especialidad de la casa. Enlazan los de Fernando Currás 23 partidos, ocho meses, sin perder en liga. Una racha prodigiosa para un equipo de fieras que, en lugar de saciar el apetito, lo aviva, en el campo y en la grada, cueste el sufrimiento que cueste.

La UD Ourense recibió al líder con tres novedades en el once tipo. La temporada impone los primeros descansos y los relevos están dando la talla. La banda izquierda cambió por completo. Codeso se ocupó de la defensa del flanco en su debut en Tercera División en ausencia del lesionado Alfredo y Fran se hizo con el sitio de Presas, que se fue al banquillo.

Viti fue el elegido para suplir al sancionado Germán como mediocentro. Como de central, sigue instalado en la nota más alta. El partido, sobre terreno inestable, empezó con un Bergantiños de presión profunda, muy intenso en todas las coordenadas del campo, que sin embargo no pudo evitar que los locales se le metieran en el área. En el 9, libre indirecto por juego peligroso de un defensa ante Rubén Arce y el potente disparo de Codeso lo desvía a córner el delantero visitante Rubén Rivera, adelantándose de la barrera. En la segunda jugada del saque de esquina, pérdida de Cañi en la lateral del área y Rubén Durán acertaba en la diana con un disparo con la pierna izquierda y con rosca, que tras rozar levemente en el mediocentro Diego entró ajustado al poste, en un ángulo inalcanzable para Christopher. Talento desatado en el '10' ourensanista.

Mandaban los de casa, pero el Bergantiños es de los que no dan treguas. Saca peligro de cualquier pelotazo. En el 15, Rivera se giró y encaró al portero Pato tras deshacerse del marcador, pero su definición fue defectuosa. Los ourensanistas tenían el balón, los de Carballo salida vertiginosa buscando los flancos. Y estrategias. Caridad malgastó dos ocasiones de empate. En el 24 cabeceó sobre el larguero un córner al primer palo. En el 42, puso la pierna en un balón desde la esquina que no tomó dirección de red, solo en el área pequeña ante Pato. También pudo llegar el segundo de la UD Ourense a balón parado. Saque de esquina con altura de Durán y Vieytes, que fue el único que acabó la primera parte con amarilla, ganó el salto para cabecear a un palmo del poste con el portero como observador.

Tras el descanso, el líder descolgó a más jugadores en ataque, pero no agobiaba por las imprecisiones que lastraban su elaboración. Los de Currás son un bloque con fundamentos sólidos al que no es fácil zarandear en el ataque estático. Las contras no se hicieron esperar. En el 49, Hugo rompe por la izquierda y sirve al área para que Arce en carrera remate con el exterior. El balón pasó entre las piernas del portero, pero se fue más allá del poste. Cinco minutos después, Vieytes medía mal un despeje aéreo y el balón se paseaba por el área. La victoria solo corrió riesgo con los errores no forzados, producto del estado del campo o de excesos de confianza. Cerca de la hora, Presas recuperó el puesto. Los tres cambios de la UD Ourense le dieron aire al plan.

Una volea desviada de Hugo, pero sobre todo un cabezazo a centro de Arce atrapado al vuelo por Christopher, consiguieron que primase la sensación de que llegaría antes el segundo gol local que el empate. El entrenador del Bergantiños aumentó la puesta con Ekedi y la tribuna de O Couto se puso en pie para ovacionar a Hugo en su merecido descanso. Entró Adrián para probar suerte en las contras.

En seis minutos, del 71 al 77, llegaron los dos mayores sustos. En el primero, Pato se pasó de frenada en una salida del área para cortar un balón. Pugnó con Ekedi en el retroceso y la pelota se le escapó al camerunés. El uruguayo enmendó el desliz en una cesión comprometida de Corzo que cazaría Ekedi, metiendo la pierna con contundencia.

Para la cuenta atrás, la UD Ourense ajustó el repliegue, mordiendo en cada balón, y la grada se soltó, animando como nunca al divisar la meta tras una dura etapa de montaña. Fueron muy festejados los tres puntos. La euforia de los viejos buenos tiempos y de la esperanza de que algún día se repitan.