La Unión Deportiva Ourense salvó su condición de invicto en el magno escenario de San Lázaro, donde sumó un valioso punto ante un Compostela que no encontró la llave del candado. La posesión blanquiazul fue abrumadora, también las ocasiones más claras, pero en el juego de porteros los ourensanistas tienen un as. Pato Guillén solo fue rebasado cuando menos se esperaba, en una falta lejana que se envenenó al rozar en una barrera abierta. El resto lo paró todo. Para compensar el tanto local, Alfredo desenfundó su zurda. Entre tanto sacrificio y músculo brotó el talento que da puntos.

Primera parte de francotiradores en San Lázaro. Álex Ares y Alfredo acertaron en sendos lanzamientos de falta para llevar el balón a la red en 45 minutos con acercamientos al área sin serio peligro de gol, salvo en dos acciones del Compostela que desbarataron Pato y una defectuosa definición. También tuvo más el balón el equipo santiagués, aunque siempre dio la impresión que no le inquietaba demasiado a la UD Ourense defender en estático. Y lo mismo cuando la posesión cambiaba de bando, que era lo que estaba pasando cuando el balón de Álex Ares hizo un extraño en su trayectoria al tocar en la barrera y sorprendió a pie cambiado al meta uruguayo.

Fue el momento crítico del partido para los de Fernando Currás, porque el Compostela, cuando acelera, es un rival difícil de frenar. Apenas dos minutos después del gol, Miki entró por la izquierda y Brais no acertaba a embocar su pase solo ante la red, entre protestas ourensanas de fuera de juego.

Al verse en desventaja, la UD Ourense tuvo que desprotegerse, dejando mucho campo a espaldas de su defensa, pero sus llegadas no generaron ocasiones. En el 25, saque en largo de Pato, el central y el portero del Compostela se hacen un lío tras el bote y Hugo no caza el balón suelto en el área.

La posesión volvió a los blanquiazules, que embotellaban pero no descorchaban. Dominio sin profundidad ante los de Currás, ordenados en su repliegue, pero demasiado lejos del área para dar la réplica en el marcador. Ya era el 40 cuando los rojillos buscaron el avance en el que Álex Ares le hizo una falta a Rubén Arce en el balcón del área. La recogió Alfredo, que tanteó las coordenadas mientras conversaba con Hugo. Cogió poca carrera, golpeó con la izquierda con bota de seda y la pelota voló sobre la barrera en una parábola perfecta que Lorenzo solo pudo contemplar. Estalló la grada ourensanista, aunque al primer tiempo aún le quedaba un susto mayúsculo. El delantero Santi remató a bocajarro un balón suelto en el área tras disparo de Álex Ares y Pato sacó con las piernas justo antes de que el árbitro mandase parar.

El dominio del Compostela se acentuó tras el descanso, abocando a la UD Ourense a la pura resistencia. Movían el árbol los de Yago Iglesias con tesón, probando también con disparos lejanos, pero no aparecía la grieta por dentro ni generaban superioridad en banda. El mecanismo defensivo funcionaba con precisión. El primer cambio de Currás refrescó al delantero centro con la inclusión de Adrián por Hugo. Difícil resistir 45 minutos en campo propio, sin contras para generar la duda en los locales. En el segundo cambio, Luis González se sumó a la medular por Presas y el técnico local metió más madera arriba con Aythami.

Con el último hombre de refresco, el entrenador ourensano le dio descanso a Rubén Durán para jugar la baza del descaro de David a tumba abierta. La grada daba su aliento para aliviar el sofoco. De nuevo desde larga distancia, Alfredo trató de rizar el rizo con una falta que se le escapó. Un respiro de apenas unos minutos y vuelta al remo. En el 75, Alfredo y Adrián se asociaron en la izquierda, avanzó el lateral en un alarde de potencia, pero Rubén Arce estaba muy descolgado para llegar al remate.

Dos de los hombres de refresco del Compostela dieron la réplica. Josiño centró desde la izquierda y Aythami, adelantándose al defensor, remató ajustado al primer poste. En su desesperación, el Compostela acabó colgando balones a la espalda de los centrales. Nacho Currás salía del banquillo visitante para pedir el último empujón de los ourensanistas, que se hacían notar entre una parroquia local que comenzaba a resignarse.

Faltaba la mano prodigiosa de Pato. Y hubo dos. La primera en el 86. Aythami cabeceó solo en el área, a media altura, un servicio de Naveira. El portero se estiró, suspendido en el aire, para evitar el gol que ya cantaban los que se olvidaron de que Pato está en estado de gracia. Cuando las costuras de la defensa ceden, emerge el uruguayo. También faltaba la ocasión para ganar. Arce puso el centro desde la derecha y Adrián remató, parando en dos tiempos y con suspense Lorenzo. Ya era el 93 cuando la UD Ourense concedió su primera contra. Álex Ares remató en el área pequeña y Pato sacó el balón con el cuerpo sobre la línea. La licencia para marcar era solo desde fuera.