La nueva presidenta del Balonmán Pabellón tiene raíces como jugadora y mucho vínculo sentimental ya que dos hermanos juegan en el equipo sénior y en el infantil. Comportarse como una familia dentro y fuera de la pista será una de las claves para sacar adelante un proyecto deportivo que goza de los apoyos justos para sobrevivir. Tampoco sobran practicantes.

- ¿A qué se debió el cambio al frente del club?

- El anterior presidente, Manuel Quintana, nos avisó a mediados de temporada de que estaba cansado. Creo que nos dijo que llevaba desde el año 1983 ligado al club y que ahora mismo no había nada que le motivase a seguir. Sus hijos ya no están en el Pabellón y veía que el club iba a seguir en buenas manos, con una directiva con gente comprometida y trabajadora. Y dio el paso al lado. Avisó en enero y era verdad.

- ¿Por qué la eligieron a usted presidenta?

- Es por un consenso. Alguien tenía que figurar como presidente. Somos un grupo unido, cada uno domina una cosa y entre todos se toman las decisiones y se trabaja en conjunto. Me tocó a mi ser la presidenta, pero somos unidos.

- ¿La directiva también se renueva en alguna medida?

- Se remodeló un poco. Hay personas que no siguen y un par de nuevos componentes, pero más o menos es la directiva que estaba y que trabajó el último año. Es gente que lleva mucho tiempo relacionada con el club, como también lo son las incorporaciones, que ya ayudaban y aportaban sin estar en la directiva. Es un cambio que se veía venir. Se ha hecho sobre la marcha, de forma natural, y se llevó bien porque cada uno sabe lo que tiene que hacer.

- ¿Cuál era su vinculación con el Balonmán Pabellón?

- Tengo 31 años y entré en el Pabellón a los 11. Fui jugadora, lo dejé en cadetes, y cuando mi hermano empezó a jugar volví a vincularme. En este momento es el portero del equipo sénior y también tengo a otra hermana, María, en infantiles (una de las grandes promesas del club). O me enfado con ellos, o mi vinculación será larga porque tienen 23 y 14 años.

- ¿Con qué expectativas encaran la temporada?

- Nos gustaría mantener la categoría de la División de Honor en el número máximo de equipos. Sabemos que en infantiles será complicado, pero no perdemos la esperanza porque, aunque son nuevos, lucharán bien. Las mayores expectativas están en el cadete y juvenil femenino. Son dos equipos fuertes y este año las niñas lucharán bien si tienen una temporada buena y las lesiones lo permiten. Los juveniles tienen que jugar play off de ascenso y habrá un equipo competitivo, no para ir al sector del campeonato de España, pero creemos que pueden mantener la categoría. Los cadetes son de primer año muchos, y son buenos, pero necesitan una progresión. Los cruces en el play off no son malos, pero veremos qué pasa en septiembre.

- ¿La gestión del día a día donde encuentra problemas?

- Los mayores problemas, a parte de que el balonmano no es un deporte muy extendido en Ourense, están en que en las categorías autonómicas estamos muy limitados de gente. Tenemos bastantes alevines, pero a medida que vas subiendo categorías, baja mucho el número de jugadores. Y al vivir en Ourense, todos los desplazamientos los tenemos que hacer en autobús. Las ayudas de las empresas privadas son muy pocas. Apuestan por otros deportes. Por los minoritarios lo hacen pocos. Los que hay se portan bien y hacen lo que pueden por ayudar, pero son muy pocos.