El Santiago Bernabéu se hizo demasiado grande ayer para un Celta que desde hace varias semanas dio por concluida la temporada. Ayer, el equipo de Unzué recibió un duro castigo (6-0) porque ante los primeros contratiempos bajó los brazos y se entregó a un Real Madrid que aprovechó la despedida ante su afición para preparar a conciencia la final de la Champions contra el Liverpool. En ausencia de Cristiano Ronaldo, Gareth Bale fue el artillero que hizo añicos el plan de Unzué en apenas media hora de juego. Mientras el galés se preparaba para ser una de las figuras del partido, el Celta mantuvo la imagen de equipo con buen criterio futbolístico. Pero ante la demoledora pegada del expreso de Cardiff y un posible penalti en el área de Keylor Navas obviado por el colegiado asturiano González Fuentes, el conjunto celeste volvió a caer en la indolencia y en la apatía que le han privado de sus opciones europeas. Tras sumar su sexta jornada sin ganar -obtuvo 3 de los 18 puntos posibles-, el Celta afronta el cierre del curso y la despedida de Unzué ante el Levante con la amenaza de caer más allá de la decimotercera plaza que ahora ocupa en la tabla.

El técnico navarro no quiso arriesgar con Iago Aspas, que volvía a la convocatoria tras superar la rotura fibrilar que sufrió ante el Barcelona. El moañés solo jugó los diez últimos minutos. Entró cuando el Real Madrid todavía celebraba el sexto tanto de la noche, con el que el Celta completaba un ciclo nefasto de visitas a la capital: trece goles en contra y ninguno a favor tras enfrentarse a Getafe, Atlético, Leganés y Real Madrid.

Sin el máximo goleador español de LaLiga, el Celta es incapaz de ganar, a pesar de que cuenta con otro de los delanteros destacados del campeonato: Maxi Gómez. El uruguayo ayer volvió a ser una isla en ataque, donde en la primera parte le acompañó un Lucas Boyé que se irá de Vigo sin dejar nada destacable de lo que le llevó a firmar por el Torino italiano.

El argentino fue una de las novedades del once celeste, junto a Roncaglia. Sin los lesionados Sisto y Mor (éste también apartado por indisciplina), Brais Méndez volvió a ocupar la banda derecha del ataque, con Boyé por la izquierda. Zidane, por su parte, sacó toda la artillería para realizar un ensayo general de la final de Kiev. Solo faltaban los lesionados Cristiano Ronaldo y Carvajal, mientras que el técnico francés daba descanso a Sergio Ramos.

El Real Madrid se presentaba ante su afición tras perder en Sevilla e intentando desquitarse de la pobre temporada como local. Fue en el Bernabéu donde dejó gran parte de sus opciones al título liguero, después de sufrir tres derrotas y ceder cuatro empates. El Celta, por su parte, necesitaba un triunfo para romper una racha de siete jornadas sin ganar a domilicio (solo empató en San Mamés) y dar un pequeño salto en la clasificación. El club se juega unos beneficios económicos según la posición que ocupe al concluir el curso y los jugadores necesitaban mejorar por prestigio su mala imagen de los últimos tiempos.

Desde el comienzo del partido, el Celta no supo resolver la avería que el rival le producía en el costado izquierdo. Boyé no seguía a Achraf y el joven lateral marroquía campaba a sus anchas. Así, llegó la primera ocasión del Real Madrid. El Celta también buscaba la portería de Keylor Navas, pero se desorganizaba con facilidad y eso le valió el primer tanto. Modric controló un saque de portería y asistió en largo para Bale, que le ganó la espalda a los defensas rivales y superó a Sergio Álvarez en el mano a mano, colocando el balón pegado al palo.

Algo más de diez minutos había tardado el Real Madrid en poner la primera piedra de un triunfo que el árbitro le puso en bandeja cuando a los 16 minutos ignoró un empujón dentro del área de Casemiro a Brais Méndez. La jugada acabó en gol, pero fue anulado por fuera de juego de Wass. El Bernabéu volvía a aprovecharse de la presbicia arbitral.

Conducido por un brillante Lobotka, el Celta siguió plantándole cara al vigente campeón de Europa, pero dando muchas facilidades por el costado izquierdo. Tras la segunda ocasión de Achraf, volvió a aparecer Bale para recoger un pase de Isco. El galés superó a Jonny con un autopase y clavó el balón en la escuadra del palo largo de la portería del Celta. Dos minutos después, era Isco quien controlaba en el pico del área grande y buscaba el otro ángulo del portal de Sergio para anotar el tercero y dejar sentenciado el partido.

A pesar de que el Celta buscó el gol con un remate de cabeza de Wass que Keylor Navas salvó con una gran intervención, el resultado inclinó todavía más el campo a favor de un Real Madrid que se aprovechaba del pulso entre Isco y Bale por la titularidad en la final de la Champions.

En el descanso, Unzué decidió sentar a Boyé y dar entrada al Tucu Hernández. A pesar del refuerzo en el centro dle campo, el Celta no volvió a encontrarle el ritmo al partido, llegaba tarde a la presión y quedaba en manos de un rival que la mayor resistencia la encontraba en las paradas de Sergio Álvarez. El de Catoira evitó el tercero de Bale, tras un remate de cabeza del galés. El guardameta pudo hacer algo más en el tanto de Achraf, el cuarto de la noche, cuando se cumplían seis minutos del segundo tiempo.

Como si no fuera suficiente con la pegada del Real Madrid, Sergi Gómez protagonizó un autogol. Minutos más tarde, Kroos hacía el sexto y dejaba el partido en un set en blanco a favor de equipo de Zidane, que aprovechó la visita de un Celta en descomposición para disfrutar del ensayo general que sus jugadores le brindaron al técnico y a la afición antes de viajar a Kiev en busca de la decimotercera orejona. El Celta, mientras tanto, solo piensa en cerrar cuanto antes un año irregular y de horrible final.