Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Quique Estebaranz: "Hará falta paciencia, pero si se riega la semilla, el Ourense volverá a florecer"

Protagonista de la última época dorada en O Couto, el madrileño se sumó a la campaña unionista de socios

- ¿Cómo ha visto la ciudad y el estadio que dejó en 1999?

- El domingo comentaba con Currás, con Dacosta y con la mítica Reyes el tiempo que hacía que no iba. La última vez que pisé el campo de O Couto fue con la Gimnástica Segoviana en la temporada 1999-2000,y perdimos. A la ciudad volví con los veteranos del Atlético de Madrid, pero para jugar en el campo de Oira. Sería sobre el año 2003. He pasado muchas veces camino de Vigo, pero no paré.

- ¿Qué recuerdos prevalecen de sus dos temporadas en Ourense?

- Tengo muy buenos recuerdos. No es que no se archiven las cosas malas, pero por mi propia naturaleza me quedo con lo bueno. De lo malo, como mucho, recuerdo la lesión, porque fue la primera vez que me fracturé algo -la clavícula-, pero eso no es achacable a Ourense (risas). El domingo le dimos un buen repaso a lo que fuimos entonces y a la pena de lo que es ahora. Y a las vivencias, lo que nos queda. En una charla entre exjugadores, eso es lo más gratificante cuando has sido futbolista.

- Fueron cuatro jornadas líderes en Segunda, la última vez que el Ourense estuvo tan cerca del cielo.

- Aquello fue un hito. Dicho con toda humildad, yo ya estaba de vuelta de otras excelencias (encadenó ocho temporadas en Primera y una Liga con el Barça, tras arrebatarle dos al Madrid en el Tenerife) y la mayoría de los compañeros no había tocado Primera División, por lo que hubo mucho entusiasmo por mantenerse ahí. Sorprendimos y fue gratificante porque se puso al Ourense en el centro del fútbol de Segunda. Fue una etapa muy bonita y gracias a ese estirón se pudo consolidar la permanencia, porque llegamos con un cierto miedo a las últimas jornadas. Los rojillos arreglarían las cuentas de la permanencia con un empate en Elche en la antepenúltima jornada, tras igualar dos tantos por mediación del propio Estebaranz y del luso Vitor Silva en el tiempo añadido.

- Nada que ver con el sufrimiento de su segunda temporada.

- Fue muy caótica desde el principio. Demasiados jugadores nuevos, se trató de hacer un equipo homogéneo, pero no salió. A lo mejor, no hubo la suerte que nos sobró la temporada anterior. Fue descalabro tras descalabro, tres entrenadores y llegar descendidos a las últimas jornadas. Hay poco que añadir.

- Al Ourense le quedaban 15 años de vida. ¿Intuía algo?

- Puede parecer un contrasentido, pero cuando me fui para ahí buscaba una ciudad tranquila. El problema es que tanta tranquilidad puede hacer caer en la displicencia al aficionado y a los órganos competentes. Recuerdo que, de líderes en Segunda, había más ambiente del habitual pero no se llenaba el campo. Después se junta la política, y no digo más de lo que ya se sabe. Es la crónica de una muerte anunciada. Crees que no va llegar, que siempre habrá un salvador y a lo mejor no existía ánimo real de tomar la iniciativa. Es la visión que tenía desde fuera, con lo que me comentaban. Así se dejó escapar al muerto y fue enterrado.

- ¿Le han puesto al corriente del intento de mantener vivo el legado ourensanista?

- Afortunadamente hay arqueólogos que levantan tumbas y a ver si, por un milagro, porque hará falta mucha paciencia, que tomen la responsabilidad exjugadores que se impliquen de verdad y que sepan de lo que va esto, para que se retome esa posibilidad. Estamos hablando de un equipo que está en Regional, al que le queda un largo desierto por delante, y esperemos que las hienas, el calor y los buitres no acaben con esta semilla sembrada. Que la dejen germinar, que la rieguen y volverá a florecer. Es el deseo de alguien que fue jugador de Club Deportivo Ourense.

Compartir el artículo

stats