De Club Deportivo Ourense perviven la memoria y la nostalgia, por eso será imperecedero. El que le haya querido podrá refrescar emociones, y también lamentaciones, ante su hermoso escudo, que desde ayer luce a casi tres metros de altura sobre una tonelada de granito a la salida de los vestuarios de O Couto, a menos de veinte pasos de la estatua que recuerda a Lito.

La mano del socio número 1 de Club Deportivo Ourense, y ahora de la Unión Deportiva, Antonio Reverter, descubrió la bandera que envolvía el monolito bajo el paraguas del alcalde de Ourense, Jesús Vázquez. Rompieron el silencio y las sonrisas heladas los aplausos de los aficionados desde la tribuna, ayer menos concurrida. Todos los grupos políticos municipales estuvieron representados en el acto, con el edil de Deportes, Mario Guede, Domingo Castro, de Democracia Ourensana; José Ángel Vázquez Barquero, del PSOE y Miguel Doval, de Ourense en Común. Por la Diputación Provincial acudió el diputado responsable del área de Deportes y alcalde de Trives, Juan Anta.

El doctor Manuel Cabaleiro, Alfonso Vilachá, Jesús Mari Gómez Fuertes, Juan Luis o Raúl Rois fueron algunos de los exrojillos que se dieron por aludidos en una tarde en la que la lluvia hizo más entrañable el acompañamiento. Al acabar el partido, decenas de aficionados anónimos que contribuyeron con sus donaciones buscaban sus nombres inscritos en las placas. Vieron morir a Club Deportivo Ourense, pero han hecho posible que se levante para siempre en O Couto un escudo con el que guiarse para recuperar algún día su grandeza.

En ese largo camino dio un paso más la UD Ourense. Doce son ya las victorias consecutivas en su tentativa de salto a la primera categoría provincial. La mala calidad de la definición impidió un resultado abultado ya en el primer tiempo, con Cristian, Unai, Xaco y Adrián atacando con voracidad a un Trives agazapado. Hasta cinco puñetazos le asestó al césped el delantero Unai para celebrar su primer tanto como unionista. Una vaselina tras un pase impecable de Adrián acabó con su sequía. Un peso de encima menos.

Sus compañeros de delantera se repartieron los otros goles. Zancada de Cristian o Adrián y gol del uno o del otro. Antes del 2-0 el conjunto visitante pudo empatar, cuando su mejor hombre, Chiri, no logró conectar un remate en un balón suelto en el área. Demasiadas ocasiones falladas en un partido desigual, deslucido también por un césped empapado. Había que sacárselo de encima ganando para que Antonio Dacosta se fuera tranquilo al quirófano y los unionistas cumplieron sin riesgos.

El entrenador fue el más aplaudido. La grada le tributó su cariño y su aliento de principio a fin de la tarde. Con una pancarta y con gestos que valen más que mil palabras le llegaron al corazón a Antonio Dacosta. El trago que le espera es difícil, pero lleva tras de sí la fuerza de los unionistas.