Se cuentan por docenas los equipos femeninos de fútbol, aunque solo dos son ourensanos, asoman cada vez más árbitras y se dejan oír las directivas y las presidentas, pero las entrenadoras no pasan de casos excepcionales. Nieves Álvarez Díaz (Monforte, 1983) acude cada semana a los campos de Ourense al frente del prebenjamín B del Calasancio por vocación y con una ilusión. "Por supuesto que me gustaría entrenar a un equipo de fútbol 11, aparte de que creo que estoy capacitada para hacerlo. Puede que haya alguna posibilidad de cara al año que viene", anuncia.

Juega al fútbol desde los tres años, aunque cuando ella empezaba las niñas encontraban más facilidades en el fútbol sala. Compartió camiseta con niños en el Calasancio hasta que se pasó al parqué en los equipos del Sarria. Tras su desaparición llegó a Ourense, donde tuvo como entrenador a Manolo Codeso. Posteriormente se iría al Poio dirigido por otro ourensano, Gonzalo Iglesias, Morenín, para acabar dando el salto a Fuerteventura, donde volvería a calzarse los tacos para jugar en la máxima categoría con el Herbania.

Nieves Álvarez recuerda que lo pasó "bastante mal" cuando de la mano de su tío descubrió su pasión por el fútbol: "Jugaba con chavales y el machismo está siempre ahí, aunque ahora se está fomentando el deporte femenino". Reconoce que con el tiempo ha conseguido no sentirse una extraña: "Es algo que ya está interiorizado porque son muchos años en esto del fútbol". Las lesiones de rodilla le obligaron a retirarse en 2013, a la edad de 30 años, pero una vez más triunfo su tesón, esta vez para transmitir su experiencia a los que empiezan en la vida: "Cuando colgué las botas no quería desvincularme del fútbol. Primero entrené en escuelas deportivas de fútbol sala, pero donde empecé en el fútbol fue en el Calasancio, hace cuatro años".

Nieves Álvarez entiende que se necesitan fuertes convicciones para ponerse al frente de un banquillo: "Tiene que salir de la propia persona. Si te gusta el fútbol y lo llevas dentro, tienes que hacer todo lo posible para seguir vinculada al deporte. En mi caso personal, como lo mamé desde tan pequeña, me dije, ya que no puedo seguir jugando, lo que sé, se lo tengo que enseñar a los niños". Anima a las jóvenes a sacarse el curso de monitor y también pide un voto de confianza a los clubes. "Puede que a algunas chicas les falte confianza en sí mismas para empezar, pero tampoco nos dan muchas oportunidades", lamenta.