Aunque no queramos, los partidos de rivalidad son los que más te gusta jugar. Miras el calendario al principio de temporada para ver cuando caen, porque hay que mirar muchas circunstancias y esperas estar mejor que el rival físicamente y en todo lo demás.

Lo único que le pido a mis jugadoras es que sean ellas mismas, que se diviertan sobre la pista y que no le pierdan la cara al partido en ningún momento. Tenemos que tratarlas de tú a tú, porque tenemos equipo suficiente para hacerlo. Por amplitud de plantilla está claro que estamos un poco por debajo, porque ellas tienen más experiencia en sus recambios, pero hay que tener en cuenta que estos son partidos diferentes.

Lo único que temo no tiene nada que ver con ellas, sino con las mías. Me preocupa aguantar los 40 minutos al nivel que requiere un partido de esta intensidad, no porque no tengamos banquillo, sino porque se trata de jugadoras jóvenes que todavía no están acostumbradas a jugar esta clase de partidos. Debemos ser veteranas, tratar de marcar los tiempos, porque ellas también tienen lagunas en su juego y ahí intentaremos hacerles daño.

Ya hemos roto esa obligación de ganarles por primera vez en un derbi. Ya sabemos que es factible, por lo que debemos tratarles de tú y esperar nuestro momento, porque habrá momentos puntuales que decantarán el resultado. El equipo que marque primero no es que tenga mucho ganado, pero va a poder jugar más con lo quiere el partido, con los planteamientos que viene utilizando cada uno.