Comenzaba el tercer mes de competición, con la Unión Deportiva Ourense a seis puntos de los puestos de ascenso, y Diego Soto, futbolista cerebral y desapasionado, lanzaba un mensaje constructivo en plena oleada de recelos sobre el equipo. "Va a salir todo bien. Se cumplirán los objetivos, pero hay que tener paciencia y confianza -recitaba-. La tengo en mí y en mis compañeros y, los que no están en el campo, que también la tengan". Se avecinaba la visita a Ribadavia, el último resultado tortuoso. Solo dos meses después, el vaticinio del centrocampista tiene muchos visos de hacerse realidad.

Su lectura de la reacción vuelve a ser introspectiva: "Más o menos, el problema estaba dentro del equipo. No llegaban los resultados, pero una vez que se empieza a dar el rendimiento que se debería de dar, la distancia con los de arriba se iba a recortar. Esta dinámica es muy difícil de mantener. Somos los únicos que lo hemos conseguido, y eso nos ha llevado a puestos de ascenso. Ahora hay que tratar de consolidar a posición".

Diego Soto reconoce que siempre abandona el campo con la sensación de que "habría que haberlo hecho mejor", pero considera que la remontada en un partido tan difícil como propuso el Arnoia confirma el crecimiento del equipo. "Me sorprendieron en positivo -apunta sobre el rival-. Me pareció un buen equipo, con muchas opciones de estar al final en puestos de ascenso. La diferencia con lo que nos pasaba hace dos meses es la confianza, porque los jugadores son los mismos. No era una cuestión de jugadores, sino de fuerza mental y, sobre todo, de confianza".

Los resultados han llevado a los unionistas a una situación diametralmente opuesta a la del otoño: "Si tienes dudas y no confías en tu esfuerzo, en tu trabajo y en tus condiciones, el rendimiento va a estar por debajo de lo que realmente puedes dar. Ahora estamos casi desatados y cuesta abajo y con confianza en todos los jugadores, lo que nos permite hacer cosas incluso por encima de nuestro nivel".

Diego Soto aclara que la piña no se ha hecho más fuerte con las victorias. Nunca dejó de serlo, subraya. "En el vestuario no cambió nada el ambiente. Era bastante bueno por entonces y lo sigue siendo ahora. Cambiaron los resultados y cuando todo va bien no hay nada que recriminar a nadie. Cuando las cosas van mal, a veces miras para el de al lado o al banquillo cuando realmente deberías mirarte a ti mismo. El problema está en uno. Es inevitable en los grupos, cuando las cosas salen mal, que estés más susceptible. Los jugadores miramos de reojo a algún compañero que pensamos que no está acertado, y seguro que no lo está, como tampoco lo estás tú".

Llegar y mantenerse

Con la UD Ourense situada por primera vez en puestos de ascenso a Primera Autonómica, y encontrándose a sí misma dentro y fuera del terreno de juego, el mediocentro entiende que habrá sido más difícil llegar que mantenerse en el trampolín si no reducen la intensidad: "Si somos capaces de mantener la dinámica, vamos tener el ascenso en la mano. Tendremos muchas opciones. ¿Qué es más difícil? No lo sé. En la segunda vuelta igual bajan los equipos y hay partidos más cómodos. Hasta ahora los que jugamos con los de arriba fueron difíciles y, con los de la parte media baja, más fáciles. Puede seguir así todo el año, pero los de Loñoá, Santa Teresita, Amoeiro y, más adelante, el del Santa Cruz no van a ser partidos fáciles. Son rivales directos, nos vamos a jugar muchísimo los dos equipos, y no va a ser fácil. Hay que seguir atentos".

Diego Soto no entra a pronosticar si la carrera por el ascenso se reducirá a los actuales tres primeros clasificados, con el Santa Teresita, el único equipo que ganó en O Couto, un punto por encima de los unionistas y el Arnoia.