- ¿Ha visto peligrar el comienzo de la liga?
- Tal como empezaron los entrenamientos del verano pintaba muy mal. Ha bajado mucho el número de licencias porque el precio es prohibitivo. El club de Ourense ha ayudado en todo lo que puede a los jugadores para que puedan pagarlas o financiarlas, por ejemplo con sorteos para recaudar dinero. Conseguimos sacar el equipo sénior, pero podríamos haber sacado el segundo y el femenino y no saldrán. La mayoría son universitarios y pagarse 326 euros no les va muy bien. Esperemos que en enero pueda entrar en la segunda parte de la competición o irse a la Copa.
- ¿Qué ha llevado al rugby a esta situación?
- Según dicen es porque el año pasado hubo muchos partes médicos y el seguro vio que no le era rentable y este año subió los precios para no perder dinero. El problema es que hubo un par de lesiones muy graves, una de ellas una chica de Lugo que estuvo hospitalizada seis meses, y eso dispararía el seguro.
- ¿Qué le parece la solución que se ha encontrado?
- No es la mejor, pero es lo que la Federación ha podido conseguir para los clubes. Son 326 euros de ficha más 170 euros de franquicia, por lo que cada vez que un jugador vaya al hospital y abra un parte médico tendrá que abonar esa cantidad. Si es una lesión grave, compensa, pero si vas por dos puntos de sutura es abusivo. Cruzamos los dedos para no tener lesiones este año, porque nos perjudicaría el físico y también el bolsillo.
- ¿Ha cambiado mucho la plantilla del Campus?
- Más o menos estamos los mismos. Hemos recuperado a Rucho (Rubén Rodríguez), al que me había llevado yo para Vigo. Viene de jugar dos años en División de Honor y ha crecido como jugador. Dará que hablar en esta competición. También recuperamos a Juancito del CRAT Coruña, de la División de Honor B. Sigue Andy Williams y Matt Etheredge es el fichaje estrella, un jugador llamado a marcar la diferencia en la categoría como ya lo hizo en pretemporada. Los dos son jugadores de equipo, muy importantes para que los que están alrededor de ellos crezcan y den un pequeño salto. Gracias a ellos cogen mejor los conceptos y los roles en el campo y lo están asimilando bastante bien.
- ¿Cómo está siendo la adaptación de los neozelandeses a la ciudad y al rugby gallego?
- Están contentos. Los españoles y los gallegos por lo general acogemos bien a los de fuera, y más cuando hacen un esfuerzo por integrarse. Aunque haya mucha diferencia a nivel táctico y técnico, Andy y Matt se hacen querer y están ayudando a todo el mundo, desde el chaval que pide consejo hasta el compañero de equipo.
- Después de quedar campeón y no ascender, ¿qué puede motivar al entrenador, a los jugadores y al club en general?
- Sacaremos un equipo sub 14, uno sub 16 y otro sub 18. El club está haciendo una fuerte captación en colegios y en la ciudad que va dando sus frutos. Aparte tenemos actividad extraescolar en cuatro colegios. Hay que crecer como club y en masa social y darse a conocer en toda la ciudad, acercar el rugby a todo el mundo. El objetivo es jugar el play off y, si se puede ascender, pues bien. Crecer como equipo e ir partido a partido. Soy un entrenador conservador pero con ideas claras. Nos marcamos objetivos a corto plazo porque cada semana hay cosas que trabajar y cada semana te encuentras con un equipo diferente. Marcarse objetivos a largo plazo puede hacerte perder la concentración en lo que tienes entre medio.
- ¿En qué le gustaría que mejorase el Campus, como equipo y en aspectos individuales?
- Hay que seguir mejorando porque el rugby es un deporte colectivo y, si una pieza no funciona, el resto tampoco lo hace. Que disfruten jugando y seguir creciendo es lo que queremos. Cogí un equipo verde y todavía tiene mucho margen de mejora, pero ya hubo un gran cambio y cada año va a ir cambiando más. Mejorar en defensa, en la confianza de los jugadores, que siempre han estado un poco cohibidos esperando que el mejor del equipo les guíe. Haré hincapié en crecer individualmente para ayudar al equipo. Si un jugador tiene seguridad en lo que está haciendo, ayudará al colectivo.
