Las derrotas traen desánimo. Las malas sensaciones siembran el escepticismo. Cuando coinciden las dos, un equipo está bajo la tormenta perfecta. A la Unión Deportiva Ourense le ha sorprendido una en el comienzo de liga, con un bloque por hacer y una sucesión de contratiempos físicos que limita el margen de reacción. Hay cuatro futbolistas con la etiqueta de importantes (Fran Álvarez, Roberto Almeida, Adrián Rodríguez y Sergio Pérez) que todavía no han podido debutar. Otros no han tenido una puesta a punto adecuada para llegar en forma a la competición y también hay alguno que sencillamente no están en su mejor momento. No hay mayor frustración en un terreno de juego que querer y no poder.
Hasta hubo ya una sanción y también pecados de juventud en futbolistas que necesitan hacerse. El calendario le tenía reservado a los unionistas tres enfrentamientos contra equipos que ocupan las seis primeras posiciones. El más cómodo, contra el Palmés, lo resolvieron con una goleada. Los otros tres fueron equilibrados y nunca tuvieron los detalles que deciden a favor, pero tampoco superaron en merecimientos al oponente. El resultado, tres puntos de 12 posibles.
Un mes perdido de liga ha revelado los defectos. En el vestuario son conscientes de que es tiempo de buscar soluciones. A la UD Ourense no le llega con lo que hace en el campo para cumplir las expectativas. Sus futbolistas están obligados a dar un plus mientras no cambia la inercia a la que aludía el pasado domingo un decepcionado Antonio Dacosta. Viene de semanas muy difíciles en el ámbito personal y se ha dado dos partidos de margen, el de Trives y el del Atlético Velle en O Couto.
Quizás valore un cambio en el registro táctico, porque el equipo se rompe y se desajusta con facilidad, pero lo que es seguro es que elevará el listón de la exigencia. Como equipo no se funciona si cada una de las unidades no se multiplica para salir del bache. La UD Ourense solo puede ir a más, pero necesitará dar más. Implicarse y juntarse, asumen en el vestuario.
La urgencia al acabar septiembre, con una clasificación ficticia todavía, es salir de la dinámica que le ha llevado a ganar un partido con 11 goles a favor y a encajar -ocho- en todos los partidos que ha disputado. Ganar es lo más saludable en el fútbol. Ayuda a mejorar y a alimentar el ansia de superarse.
