La Unión Deportiva Ourense sale a sesión de tortura por visita. Dos desplazamientos y dos derrotas en las que el resultado es lo de menos. El tramo inicial del calendario a domicilio no ha sido benigno con los unionistas, pero a un aspirante al ascenso se le exige mejor tarjeta de presentación. Más empaque para controlar la situación y mayor intensidad en la disputa para replicar a rivales que les esperan con la motivación al límite. Lo pasó mal la UD Ourense en el estreno liguero en Arnoia, pero todo es susceptible de empeorar y lo hizo ayer en otro campo, el de Loñoá, que conocía del periplo copero de la pasada temporada. Conocer la trampa no les impidió caer en ella.

Los unionistas no estuvieron a la altura del rival en el primer tiempo. El joven anfitrión de A Carabina les superó en todas las coordenadas del campo y se fue al descanso con dos goles de ventaja al marcador. Tuvieron ocasiones para más, aunque también les favorecieron las dos jugadas polémicas.

Ganaba ya el Loñoá con un gol de Álex, fruto de un remate claro tras una incursión de Edgar por la derecha, cuando en uno de los esporádicos avances con criterio de la UD Ourense Brais entró por la izquierda y sirvió un centro que Julio Salgado remató en llegada, por lo que estaba por detrás del balón, en disputa con el defensor.

El asistente invalidó el tanto para extrañeza de propios y extraños. El Loñoá no esperó las explicaciones y en el siguiente ataque, por la izquierda, se encontró con un penalti por una carga en el área de Lucas Nieto. A los unionistas volvió a mosquearle la decisión, pero las protestas cayeron en saco roto. El lanzador, Iglesias, no le dio ninguna opción al portero.

El primer tiempo también dejó en el debe de la UD Ourense el cambio de Diego Soto, con un problema muscular. En su sustitución debutó esta temporada Iago Garrido. El técnico unionista consumió otro cambio, el de Brais por Cristian, a diez minutos de un primer tiempo con dudas atrás, enormes lagunas en la medular y tímidas aproximaciones al portero Pedro, que en la segunda parte sí tendría mucho más trabajo.

La UD Ourense demostró algo más de amor propio en el intento de meterse en el partido. Se lo debían a las decenas de aficionados que ayer volvieron a acompañar a los colores. Los de Antonio Dacosta se encontraron con el repliegue del Loñoá, que no supo o no pudo generar contras para resolver el encuentro cuando los visitantes multiplicaron los riesgos.

Lucas Nieto dejó su puesto en la zaga para que Jorge se sumase a la ofensiva. Los unionistas entraron por ambas bandas y generaron varias estrategias, pero el último pase o la resolución eran deficientes. Cuando el balón tomaba dirección de red, el portero impedía la consumación. Caían los minutos al tiempo que crecía la frustración. Para completar el domingo más torcido, Xurxo vio la tarjeta roja directa por una desconsideración con el asistente, demasiado protagonista a su pesar y al de todos.