Zulema González tenía en la tarde de ayer un doble motivo de felicidad. La árbitro ourensana, aunque afincada en Vigo, iba a arbitrar, por primera vez, un encuentro en la Tercera División, y lo hacía encabezando un trío íntegramente femenino con sus asistentes Elena Casal y Alicia Andrés. Era la primera ocasión en la historia del fútbol gallego en la que ocurría una situación similar, lo que despertó una gran expectación mediática y contribuyó a incrementar el número de asistentes habituales. En todo momento la grada se mostró bastante comprensiva con sus decisiones.

Aunque la procesión, como reconocería al final del encuentro, iba por dentro, la joven se mostró en todo momento tranquila, dialogante con los jugadores y con una personalidad que le permitió afrontar un encuentro en el que ambos equipos necesitaban los puntos sin complicarse en casi ninguna de las decisiones.

En la primera parte, pasó totalmente desapercibida y apenas recibió protestas. No fue igual la segunda, sobre todo porque el encuentro entró en una fase de interrupciones constantes, por faltas cometidas por los locales, que acabaron motivando las primeras protestas. Estas vinieron de jugadores y técnicos del Boiro, que pedían más mano dura con las entradas que estaban recibiendo. Desde la grada también tuvo que escuchar algunas críticas en la señalización de algunas de las faltas.

En la primera acción polémica del encuentro, la expulsión de Nando, la joven acertó.