El réquiem por el Ourense comienza a las 12.00 horas de hoy. Ha llegado el día y la hora del capítulo más triste de 62 años de historia, un descenso administrativo a Tercera División por el impago de las nóminas de enero, febrero, marzo, abril y mayo a 18 jugadores. La suma que le costará la categoría al club asciende a 160.000 euros.

Con un ingreso a través del Banco de España en la cuenta de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) antes de este mediodía se desactivaría la cuenta atrás, aunque la deuda final del ejercicio se verá incrementada con las denuncias correspondientes a la mensualidad que vence hoy, así como las cantidades adeudadas al cuerpo técnico y a los empleados. Ellos tendrán que reclamar por vía judicial y el Fondo de Garantía Salarial solo les garantiza que cobrarán el salario de cuatro meses.

En base al artículo 192 del Reglamento General de la RFEF, la comisión mixta que integran miembros del sindicato de futbolistas y de la propia federación informará a primera hora de la tarde a las instancias federativas de la existencia de esa deuda, a los efectos del posible descenso de categoría que será comunicado de forma inminente al Ourense. Queda ya en segundo plano que la RFEF imponga un aval al club rojillo para competir en el futuro en la categoría de bronce al haber acumulado denuncias de sus futbolistas en dos de las tres últimas campañas.

De los siete descensos que ha sufrido el equipo ourensano en sus casi 62 años de historia, el que se está fraguando en los despachos amenaza con ser la puntilla para una entidad que desde el pasado 19 de junio carece de consejo de administración. Ese mismo día, la junta de accionistas aprobó la delegación de facultades en el expresidente Alejandro Estévez para la protocolización de los acuerdos que lo exijan, entre los que está, nada más y nada menos, que entregar la documentación de la SAD en el Juzgado de Primera Instancia Número 4 (Mercantil) para la que la magistrada tome una decisión sobre el futuro del Ourense.

Se han consumido ya 11 días del margen que se dio el anterior consejo de administración antes de acudir a los juzgados y en ese tiempo, a pesar de los reiterados llamamientos realizados por la afición, no ha dado el paso al frente ninguna directiva que se haga cargo del Ourense y de sus innumerables problemas.

Si antes de que Alejandro Estévez deje el club en manos de la juez aparece alguien dispuesto a tomar las riendas, la negociación con Hacienda para levantar el embargo que pesa sobre las cuentas del Ourense y para desbloquear las subvenciones será el primero de los obstáculos que se le presentarían antes de llegar, en el mejor de los casos, a la situación en la que se encuentra hoy el Puertollano.

El conjunto manchego fue descendido el 2 de julio de 2012 por acuerdo de la Comisión Mixta AFE-RFEF por el impago de salarios junto a Badajoz, Ceuta, Denia y Palencia. Mientras que los palentinos optaron por dejar morir el equipo, los manchegos recuperaron los derechos federativos ya en el mes de agosto para poder inscribir a los jugadores abonando cantidades que tenían pendientes con los entrenadores y salieron a competir en el grupo 18 de Tercera División.

Esta temporada, el Puertollano se proclamó campeón de la liga manchega con enorme holgura y logró el ascenso a Segunda B al superar al Pontevedra en la tercera eliminatoria de la promoción, pero el escollo administrativo que se está encontrando debido a las deudas que dejó en el pasado es desorbitado y le aboca prácticamente a la renuncia. La actual directiva del conjunto industrial no solo tiene que abonar el montante de las mensualidades que dejaron pendientes sus predecesores sino que además están obligados a suscribir un aval de 400.000 euros.

Ante esta perspectiva, la ciudad de Ourense tiene una alta probabilidad de convertirse en la única capital de provincia española que la próxima temporada no tenga un equipo de fútbol en categoría nacional, una circunstancia histórica que solo se podía hacer realidad cuando mucha gente hace muchas cosas mal.