El primer partido que acogió el césped de O Couto tras las obras que se acometieron a principios del mes de julio confirmaron las peores expectativas. El club ha mantenido contactos con la Xunta de Galicia y con la empresa que realizó los trabajos para encontrar una solución. El técnico que dirigió la actuación no regresará de sus vacaciones hasta el próximo 5 de agosto y la directiva pretende que en cuanto se incorpore se ponga a trabajar para que el campo presente un estado decente para el debut liguero en casa, que podría ser el 25 de agosto o el 1 de septiembre -antes deberá jugarse al menos un partido correspondiente a la fase autonómica de la Copa Federación-. El césped tiene dos problemas, una plaga de hongos que ya se está tratando y que se originó por el riego de 12 horas al que se sometió el césped tras la resiembra, una medida exagerada desde el punto de vista de la directiva. El otro foco de inquietud es la proliferación de la grama que no deja crecer el césped, un problema que deberá corregir la empresa con el uso de herbicida. Los jugadores salieron del campo con la sensación de haber jugado en la playa porque el césped, al no haber enraizado, se levantó. Desde el Ourense se aclaró que había autorización para jugar ayer porque el período de descanso para el terreno de juego se limitaba a 15 días.