Un partido trabado, marcado por el fuerte calor en el Carlos Tartiere y sin demasiadas oportunidades de gol acabó con el cero a cero inicial, un buen punto conseguido por un Coruxo que sigue creciendo tras pasar por su gran crisis y que se aposenta en la zona media de la tabla y asegura la permanencia.

Los de Gómez tuvieron incluso alguna oportunidad aislada, pero se dedicaron más a las tareas de contención, sujetando bien a un Real Oviedo que no fue el de otras tardes, pero que con el punto conseguido se clasifica para la fase de ascenso de forma matemática.

Arrancó con fuerza el Oviedo, y Aitor Sanz remataba de cabeza antes del primer minuto ya con bastante peligro. Los vigueses se aposentaban tranquilos en la defensa, esperando las acometidas asturianas y buscando los contragolpes. Fernando atajaba bien un centro de Señé, justo antes de dos buenos acercamientos del conjunto vigués.

A los once minutos, Yago Yao se incorporaba al ataque para rematar con intención un centro al área, y poco después el conjunto de Antonio Gómez hilvanaba una buena jugada de ataque, pero el centro de Samuel se escapaba sin encontrar rematador.

Respondió en la jugada siguiente el Real Oviedo con un tímido intento de Manu Busto, que atrapaba junto al palo el cancerbero visitante. Pidieron penalti tres minutos después los de Granero en un derribo sobre el central Álvaro. No lo pitaba el colegiado y el encuentro entraba ahí en un valle de verdadera atonía y bostezo.

Los oviedistas lo intentaban, pero con una descoordinación y una falta de ideas alarmante. El Coruxo estaba muy cómodo sin acabar de encontrar ese contraataque que le permitiera dar el golpe sobre la mesa y el público se iba impacientando en especial con Manu Busto, quien fue el blanco de muchos pitos.

Pequeño susto para el Coruxo a cinco minutos del final, cuando un arreón de coraje del Real Oviedo le permitía lanzar tres saques de esquina consecutivos. En el último, serio peligro cuando Fernando no midió bien la salida y a punto estuvo el esférico de colarse en su marco.

Josep Señé dispuso de la última oportunidad de la primera parte cuando las manecillas ya estaban por encima del 45, pero sin acierto.

Más intensidad en el tramo inicial de la reanudación, pero esta salida del Real Oviedo fue como el descorche de una botella de cava. Espuma y fuerza, pero instantánea y, después, la nada. Algún córner como mucho llegaron a forzar los de Granero ante un Coruxo que no perdía el sitio y donde muy pronto tuvo que entrar Abenza al campo supliendo a Pastoriza.

Xavi Moré firmó una buena penetración por su banda, pero el remate de Cervero tras su servicio se encontró con el buen hacer del cancerbero del Coruxo, un Fernando muy seguro durante toda la tarde. Los locales eran los dominadores de la posesión y controlaban el juego en la parcela ancha del Tartiere, pero con muy poco dinamismo ni cambios veloces de juego.

Un fútbol previsible que facilitaba la tarea a los defensores gallegos. Xavi Moré se iba en velocidad en una jugada donde se acabó escorando demasiado, tapando bien Fernando en su salida. Por parte del Coruxo, apenas alguna llegada a balón parado o un intento lejano de Antúnez como el escaso haber ofensivo de un equipo que pensaba más en mantener el cero en su puerta que en buscar el "uno" en la rival.

Señé cabeceaba fuera por poco en una nueva oportunidad de los asturianos, mediado el segundo acto, y un remate en semifallo de Cervero fue prácticamente la última oportunidad clara de los locales. Instantes más tarde, Mantovani se iba al vestuario con dos amarillas.

Pero el Coruxo tampoco aprovechó esta tesitura. Los locales tampoco apretaron ya tanto y prefirieron nadar y guardar la ropa. Lógico cero a cero en un encuentro insulso, con muy poquitos sobresaltos y donde las defensas siempre se impusieron a las delanteras.