El pasado fin de semana las calles de Brentford echaban fuego. Su equipo de fútbol, los “Bees” (abejas), habían puesto fin a una larga espera de 74 años sin pisar la máxima categoría del fútbol inglés. En Wembley el Brentford se impuso al Swansea en la final del play-off de ascenso, el considerado “partido más caro del mundo” por la lluvia de millones que recibe el ganador al ingresar en la elitista Premier League. Y en medio de aquella felicidad se movía un cangués. Manu Sotelo, que ha pasado como técnico por el Celta y el Deportivo, es desde el pasado verano el entrenador de porteros del Brentford. Aterrizó en el club el 4 de agosto, justo el día que el club perdió la final por el ascenso a la Premier. Diez días después, en medio de un considerable trauma, el equipo arrancó la histórica pretemporada que ha terminado por conducirle a ese cielo en el que habitan el Liverpool, el Manchester United, el Chelsea, el City, el Tottenham...

Con Raya y Gunnarson, los dos porteros.

Manu Sotelo no tiene suficientes adjetivos para describir la intensidad de la experiencia vivida, la dimensión profesional de estos meses en una estructura moderna, revolucionaria en muchos sentidos. El cangués, que llegó al Brentford después de un par de años en el Nottingham Forest, explica que “para dar una idea del nivel profesional que tiene el club solo puedo decir que conseguí el puesto después de tres entrevistas de trabajo. Estamos acostumbrados a que la gente llega a los clubes porque alguien te recomienda, porque conoces a la persona ideal, pero aquí se encontraron con que tenían una vacante e hicieron una convocatoria. Entregué mi currículo, pasé tres entrevistas de trabajo y tuve que presentar un proyecto. Finalmente me dieron el puesto y directamente ya te hacen contrato indefinido. No estás condicionado por otras cuestiones”.

Sotelo destaca la especial filosofía del club, muy alejada de la visión más tradicional del fútbol. El cangués explica que “se trabaja sobre proyectos, ideas, se valora la opinión de cualquiera. El Brentford cree en las personas y en lo que son. Entienden que debe haber seguridad en lo que hace la gente y que eso se garantiza que la gente esté años en sus puestos. Se buscan perfiles determinados en un proyecto ambicioso, cabal”.

Aunque no tenía una idea muy exacta, Sotelo reconoce que en los enfrentamientos que había tenido con el Brentford cuando estaba en el Nottingham Forest “ya te dabas cuenta de que era un equipo diferente en la forma de trabajar, de hacer las cosas”. En los últimos tiempos, el Brentford se ha puesto como ejemplo por su forma de utilizar el “big data” y la importancia que se le concede a analizar cualquier situación desde esa óptica. Tampoco excluye esa línea de actuación al entrenador de porteros: “Todo el mundo en el club trabaja en ese sentido. Es verdad que hablamos de fútbol y hay cuestiones que evidentemente escapan de los datos. Pero en el Brentford el peso del análisis de datos es fundamental. Llevan años con ello y dedican muchos recursos a su tratamiento. No se trata solo de tener datos sino de disponer de la gente preparada para analizarlos. Ahora mismo cualquier club dispone de un montón de información a través de todas las plataformas que se dedican a eso, pero es distinto el uso que se hace de todo ese material. Creo que al Brentford eso le ha permitido conocer mucho mejor a cada rival, descubrir sus propios defectos y en base a eso organizar mejor el trabajo diario, los entrenamientos...”

El entrenador de porteros destaca lo avanzado que el club está en casi todos los aspectos que tienen que ver con el juego y el cuidado de los futbolistas y revela un dato espectacular: “Es que incluso hay una persona que está especializada solo en el descanso de los jugadores. Cuida de lo que duermen y de cómo deben hacerlo. Es algo que no conozco que haga nadie más, tener una persona específica solo para esa tarea. Eso da una idea de la filosofía de un club que quiere ir por delante en casi todo, que cuida el detalle porque está seguro de que en esas pequeñas cosas se marcan muchas diferencias. Te diré que también hay un jefe de inclusión porque otra de las ideas que tienen es ser el club más inclusivo del mundo”.

Sotelo tiene claro que Inglaterra sigue por delante del resto de campeonatos por una cuestión de recursos: “Hay más dinero que en ningún otro sitio. El dinero te da más recursos y los recursos te dan mád ideas. Por eso van por delante del resto. Yo he pasado por clubes que tenían buenas ideas, que pretendían hacer cosas, pero le faltaban los recursos para llevarlas a cabo”.

Esta visión tan moderna del fútbol incluso les ayuda a tolerar mejor cuestiones como la derrota o las malas rachas. Sotelo tiene fresco un recuerdo que ayuda a entenderlo: “Podemos pensar que como la temporada pasada el Brentford se quedó a las puertas del ascenso esta temporada podía existir una presión extra o un exceso de nervios. Pues nada de eso, una calma absoluta. Hay dos directores deportivos y han extendido por el club un ambiente de trabajo, pero también de tranquilidad. Esta temporada estuvimos 21 jornadas sin perder y el equipo se puso primero. Pues justo a partir de ese momento perdimos tres partidos seguidos. Era el momento para que asomasen los nervios, los miedos o la intranquilidad. Pues nada de nada, una paz absoluta. El trabajo siguió como si no hubiese pasado nada”.

Tiene palabras de reconocimiento para Thomas Frank, el entrenador que ha conducido al equipo a este histórico logro: “Es un maestro de la gestión del grupo, de los recursos, del staff y ha introducido una forma de jugar muy atractiva que ha hecho al equipo reconocible desde hace años en la Championship”.

Wembley

Visto con perspectiva, Sotelo incluso prefiere haber conseguido el ascenso con más suspense (en el play-off) y no por la vía rápida de acabar en uno de los dos primeros puestos: “Lo piensas ahora y es mejor. Juegas en Wembley una final, te dan un trofeo...” A eso hay que añadir la fiesta posterior, el ambiente que se vivió en Brentford y reencontrarse en pequeñas cantidades con los aficionados en las gradas: “Es algo impresionante. En la eliminatoria previa a Wembley, en nuestro estadio, pudieron entrar 4.000 personas y era como si el campo estuviese lleno. En Wembley el ambiente fue extraordinario y eran solo 11.000 espectadores, la mitad de cada equipo”. Incluso la vuelta del público le ha obligado a cambiar ciertos hábitos: “Yo con David (Raya, el portero titular) hablo desde el banquillo directamente en castellano. Casi nadie nos entiende y me escucha perfectamente. Así le hago pequeñas matizaciones. Pero de repente con la vuelta de la gente nos dimos cuenta de que ya no nos escuchábamos y tuvimos que crear un códigos de señales”.

Hace dos días Manu Sotelo regresó a casa para reencontrarse con una familia a la que no ve desde el parón de diciembre. Sabe que en Inglaterra está su futuro durante un tiempo, pero no hace demasiados planes: “En esto del fútbol nunca se sabe. Yo pensaba que en el Celta iba a estar mucho más tiempo, también en el Deportivo...y mira. Lo que tengo seguro es que dentro de un mes volveré para preparar la siguiente temporada y luego ya iremos viendo”. Eso sí, piensa que sus años como preparador de porteros tienen un límite: “Soy de los que cree que para estar en este puesto hay que estar en unas condiciones determinadas y aunque estoy bien....en unos años pensaré en volver a la metodología, ser asistente...ya lo iremos viendo poco a poco”. Mientras tanto, disfruta de la mejor semana para ser una “abeja” en la vida.