No hay más positivos. Las pruebas PCR que le fueron practicadas a lo largo de la jornada del jueves a toda la plantilla y cuerpo técnico del Frigoríficos del Morrazo después de la aparición de un único caso de Covid-19 se han saldado sin más afectados. Es la mejor de las noticias para un equipo que, no obstante, no se librará de una cuarentena de diez días, lo que ya le ha obligado a aplazar el partido de este domingo ante el Fertiberia Puerto Sagunto. Además, todo apunta a que el de la próxima semana frente al Anaitasuna correrá idéntica suerte, a falta de la confirmación oficial del Comité de Competición de la Real Federación Española de Balonmano.
El protocolo marca ahora que los cangueses deberán estar confinados a la espera de que se les practique una segunda PCR que confirme el primer negativo. Esto supondrá que no podrían volver a los entrenamientos hasta el viernes, por lo que el técnico del conjunto de O Morrazo, Nacho Moyano, no descarta que ese fin de semana se celebre alguna sesión para recuperar el tono. El horizonte está situado en el encuentro del 5 de mayo ante el Bada Huesca, previsto tras el parón por la actividad de las selecciones nacionales.
La plantilla ya dispone desde el primer día de un plan de trabajo físico con sesiones de aproximadamente una hora y 10 minutos. El inicio es con un calentamiento de diez minutos para dar paso a un trabajo de fuerza de unos 20 minutos de duración con cuatro grupos musculares que van cambiando diariamente, con pesas o el material que se pueda improvisar. Y el remate sería un trabajo de HIIT (entrenamiento con intervalos de alta intensidad), consistente en un circuito de entre 30 y 40 minutos. “Lo que buscamos es trabajar con pulsaciones altas, activar el sistema cardiorrespiratorio. La idea es que podamos salir un poco menos fuertes, pero no menos resistentes”, explica el preparador físico del Frigoríficos, Dani Malvido, que no ha querido improvisar y ha preparado las sesiones “con los ejercicios que ellos ya conocen y han trabajado alguna vez”.
Malvido apunta que el parón “es preocupante en tanto que están encerrados en casa y el cuerpo se acostumbra enseguida a la buena vida, de ahí que pongamos ejercicios de alto impacto para que el cuerpo no se relaje”. Eso sí, nada tendrá que ver con el anterior confinamiento, que dejó en sus hogares a algunos jugadores de la plantilla canguesa por espacio de casi tres semanas. A eso hubo que sumar la enfermedad y las secuelas que muchos sufrieron. “Es completamente distinto. En aquel momento la gente salió hecha trizas, destrozada”, afirma Moyano, que subraya su idea de que “en diez días no se debería de perder demasiado la forma”. Es más, incluso tira de optimismo y asegura que a alguno podría venirle bien el descanso, caso de Javi Díaz, que jugó ante el Liberbank Sinfín con molestias en un brazo.
En el caso particular del entrenador madrileño, su trabajo fuera de la pista no varía en exceso. “Más allá del hecho de no poder entrenar, el resto de la rutina es parecida, cortando y viendo muchos partidos”, afirma.