Diez días y dos PCR negativas después el grueso de la plantilla del Alondras regresó ayer a los entrenamientos en el campo de O Morrazo. Un total de 15 futbolistas del primer equipo junto al portero juvenil Manu Vizoso, integrado en la dinámica del mismo, volvieron a pisar el césped del campo rojiblanco para ponerse a las órdenes de Jorge Otero. Es la estampa más esperanzadora de cara al próximo encuentro de los cangueses, el domingo ante el Ribadumia. Restan por incorporarse cuatro futbolistas, los que dieron positivo por Covid-19, que lo harán el miércoles tras haber superado la enfermedad asintomáticos o con una sintomatología muy leve.

Otero no variará en exceso la planificación habitual de la semana. La plantilla trabajará (además de ayer) mañana, jueves y viernes, y tendrá descanso el martes. “No tendrá mucho sentido cambiar”, señala el entrenador de Nigrán, “porque lo que hemos perdido no lo vamos a recuperar en un día. Si tuviésemos una semana más merecería la pena, pero con partido el domingo no”. La incorporación de los últimos cuatro futbolistas mañana también supondrá que su nivel sea similar al de sus compañeros, al perderse únicamente la sesión de ayer. “Esto no será un problema. El Ribadumia estuvo parado, el Bouzas también. Sabíamos que esto podía suceder y que había que afrontarlo de la mejor manera posible”, resume el técnico.

Con todo, la sesión de ayer debía servir para testar el estado físico de la plantilla después del obligado parón y, en función de los resultados, ajustar más o menos la preparación. “Estiraremos un poco si lo vemos necesario, pero tampoco se va a variar en exceso de lo programado”, señala. Así, la idea es “ir metiéndose progresivamente en la dinámica y hacer una buena semana de entrenamientos para llegar al partido del domingo”, subraya Otero, que cree que la madurez del equipo le vendrá muy bien para dejar atrás esta situación. “Es un equipo maduro, fuerte mentalmente y da gusto ver cómo afronta las semanas”, afirma. Ese factor, el psicológico, cree que será el decisivo para poder definir la temporada de unos y otros, más allá de cuestiones físicas. “El que tenga mejor cabeza tendrá una gran ventaja sobre los demás. No podemos pensar en lo que va a ocurrir o no, eso no sirve para nada. Habrá que manejar todo tipo de situaciones, la presión por ganar, etcétera”, manifiesta.

El Alondras se vio obligado a confinarse tras la aparición de dos positivos en las pruebas serológicas rutinarias realizadas a la plantilla el jueves 21. De inmediato se activó el protocolo establecido y se envió a todos los futbolistas a sus domicilios. Las pruebas PCR que se les practicaron en los siguientes días arrojaron dos nuevos positivos, elevando la cifra a cuatro. La cuarentena motivó el aplazamiento de dos partidos de los cangueses, el del Pontellas (a domicilio) y el del Rápido de Bouzas (en casa).

Sin grandes cambios en la clasificación

Quizás una de las mejores noticias para el Alondras radica en el hecho de que la clasificación no ha sufrido excesivos cambios en las dos semanas en las que no ha podido competir. El Arenteiro mantiene una ventaja de cinco puntos sobre los cangueses, y el Arosa de cuatro. El Barco suma un punto más, pero con un partido más disputado, y el Choco ya ha igualado a los de O Morrazo, pero con dos encuentros más. Es decir, que los de Otero siguen dependiendo de sí mismos para estar en esa deseada tercera plaza. “No es el momento de hacer esos cálculos. Nos quedan dos partidos pendientes y hay que jugarlos. Las diferencias continúan siendo mínimas”, apunta, antes de ejemplificar con su próximo rival, el Ribadumia. “Es penúltimo y tiene 15 puntos, solo seis menos que nosotros”, recalca. “A medida que avanzan las semanas todo se aprieta y entra en juego el factor psicológico”, asegura.