Ilusión y prudencia a partes iguales en la que se presume la temporada más atípica de la historia reciente no solo de la Tercera División sino del fútbol en general. Ese es el sentimiento del Alondras a una semana del arranque de una campaña en la que volverá a estar dirigido desde los banquillos por Jorge Otero y para la cual se ha reforzado con notable criterio, apostando por una mezcla de veteranía y juventud. Los cangueses presentarán hasta once caras nuevas en lo que pretende ser una renovación en toda regla para que el técnico de Nigrán -llegado a mitad de la pasada temporada en sustitución de Pereira- pueda montar un equipo a su imagen y semejanza. En total serán 21 los hombres a sus órdenes, a expensas de que pueda llegar en cualquier momento un refuerzo que cubra la única ficha que se deja libre.

La entidad que preside Luis Guimeráns supo moverse rápidamente en el mercado, focalizando su atención en reforzar posiciones clave como la de mediocentro (punto débil la pasada campaña, incrementado aún más con la marcha de Abel) y en adquirir experiencia, algo determinante en esta categoría. Para ello ha recurrido a viejos conocidos como Aitor Díaz o Yahvé y a gente con kilómetros en la Tercera como Sergio Santos. Todo para tratar de no pasar apuros y devolver al equipo a su lugar habitual, la zona media alta. De forma paralela, el club también ha querido mover ficha y dar pasos hacia la recuperación de su esencia de cantera, perdida en los últimos tiempos por diversas circunstancias. De este modo, a Martín y Mauro, únicos supervivientes de esa factoría alondrista, se han unido dos jugadores con ADN rojiblanco y con amplio recorrido en Preferente como Diego Rodríguez y Firi (este último también con partidos en Tercera). Y de cara al futuro se va a apostar por Cacheda, Manu García y Darío, con la esperanza de que puedan hacer carrera en Cangas y marquen el camino para las generaciones futuras.

Sin embargo, y al igual que ha ocurrido y ocurrirá en la práctica totalidad de clubes, todo estará condicionado a la pandemia del coronavirus que, para empezar, ya ha obligado a asumir un formato de competición tan atípico como exigente desde sus inicios. Con dos grupos la escuadra canguesa ha quedado encuadrada en el B junto a los equipos de las provincias de Pontevedra y Ourense, lo que promete máxima competitividad. Escuadras como Arenteiro, Arosa, barco o Ourense CF parten con la vitola de favoritos a colarse en la lucha por el ascenso, y otras como Choco o Rápido de Bouzas tampoco renuncian al sueño.

"No habrá margen para el error", apunta un Jorge Otero que no quiere plantearse metas más allá del próximo partido. Eso sí, es consciente de la necesidad de empezar bien para que la confianza vaya alimentando los progresos de sus hombres. Y es que tan jugosos como los tres ascensos previstos (dos directos y uno a través de una promoción son peligrosos los ocho descensos que contempla la normativa, una sangría que hace que nunca haya que perder la perspectiva.

La escuadra canguesa disputó ayer su último encuentro de preparación ante el juvenil de Liga Nacional, al que derrotó por 7-0 (3-0 al descanso). Fue el ensayo final antes de una competición que arranca el próximo fin de semana con la visita al campo de O Morrazo de la UD Ourense. Siete meses después la Liga regresa al campo cangués.