El Frigoríficos del Morrazo se lame las heridas y hace autocrítica después de la dura derrota sufrida el sábado en el derbi ante el Dicsa Modular Cisne en lo que suponía el primer duelo directo por la permanencia de la temporada. Nacho Moyano asume el mal encuentro de los suyos pero se rebela contra la definición de ciertos partidos como finales por la salvación, como sucedía con el del Cisne pero también con el que el cuadro cangués disputará este fin de semana ante el Villa de Aranda.
"Hay que ser capaces de competir en todos los partidos. No podemos hacerlo en unos porque son finales y no en los otros", subraya, en un mensaje similar al que trató de inculcar a su escuadra la pasada campaña. La iniciativa tiene una doble lectura, más allá de incrementar la competitividad y el hambre de los suyos, ya que también busca reducir la presión en ciertos duelos. "Ante el Cisne creo que nos pesó la responsabilidad del tipo de partido que era", admite. Su idea no pasa por hacer una revolución, sino por retomar la senda marcada en la pretemporada. "No hay que exigirle demasiado al equipo, porque no debe hacer nada diferente a lo que hizo en el mes de agosto. Sabemos lo que puede dar porque lo hizo en pretemporada y ese es el camino. Ni más ni menos", asegura el preparador madrileño, que se confiesa "muy satisfecho con el trabajo del equipo, porque está entrenando muy bien".
Moyano está convencido de que el sábado ante el Villa de Aranda se ofrecerá una imagen muy distinta a la que se vio frente a Bidasoa y Cisne en los dos choques de O Gatañal. "Hay que intentar ganar cuanto antes, pero esta Liga tiene 34 jornadas, será larga y creo que será rara porque posiblemente habrá algún parón", señala, asumiendo que el choque "es muy importante".
La reflexión lleva al técnico del Cangas a analizar los errores cometidos para que no se vuelvan a repetir. "No estuvimos finos en la defensa posicional, salvo en el inicio del partido. Ahí pudimos haber cogido una renta superior pero no lo hicimos, y a partir del minuto 20 nos olvidamos de defender y ellos jugaron a placer, muy cómodos", señala, antes de añadir que "no nos funcionó ningún sistema, individualmente no fuimos capaces de responder". Y sentencia diciendo que "dio la sensación de que no podíamos".
El factor psicológico, a su juicio, tuvo bastante que ver en el resultado final. "Ellos saben a lo que juegan. Cualquier otro equipo habría tenido más dudas estando tres goles abajo en el arranque de partido, pero ellos siguieron a lo suyo. Y cuando nosotros estuvimos tres abajo perdimos el control. Se nos olvidó a qué debíamos jugar", afirma. La obsesión por jugar con Cerqueira en la línea de seis metros y el olvido de los extremos hipotecó aún más las opciones de los de O Morrazo. "Nuestro plan de partido era explotar sus cambios defensa/ataque y abrir el campo, pero no conseguimos llevarlo a cabo", manifiesta el entrenador madrileño.
