"Echaba de menos ayudar a los compañeros, que están trabajando duro mientras parecía que yo estaba de retiro espiritual". Así de contundente, y echando mano del sentido del humor, se muestra Carlos Pérez desde la zona rural de Asturias en donde tiene fijada su residencia. El piragüista cangués acaba de salir de una obligada cuarentena por el positivo en coronavirus que dio su compañero de patrulla y, tras haber dado negativo en la prueba, solicitó su reincorporación al servicio. En este tiempo no ha dejado de ejercitarse, aprovechando las posibilidades del idílico lugar donde vive, pero también recurriendo a la imaginación, como tantos otros deportistas en su misma situación.

"Es el mejor sitio para estar, en medio del monte, con el pueblo más cercano a cinco kilómetros", afirma, antes de añadir que "tengo tres o cuatro kilómetros para correr dentro del terreno y mucho espacio para hacer de todo".

Así, en un entorno en el que está completamente rodeado de naturaleza y con los Picos de Europa como silenciosos testigos en el horizonte, ha creado lo que él denomina un "ergómetro rural" con unas maderas y unas gomas y que incluso ofrece la posibilidad de tener varios niveles de dureza. También ha improvisado unas pesas con troncos para poder entrenarse diariamente, aunque, eso sí, sin la compañía de un elemento tan inherente a los piragüistas como el agua. "Hay mucho tiempo para poder discurrir cosas", señala. Pérez reconoce haber tenido mucha fortuna de haber estado allí con su pareja y el padre de ella cuando se decretó el estado de alarma en España. "Cuando se hizo público, ya nos quedamos, además hicimos la compra para todo el mes y no hay necesidad de salir de aquí. Si me llega a tocar en mi piso de 60 metros en Gijón me volvía loco", asegura.

Enganchado al deporte

A pesar de que sus objetivos han cambiado con el transcurso de los años, Carlos Pérez continúa ligado al deporte, bien sea con la piragua en las competiciones de pista, bien sea afrontando distancias más largas en el kayak de mar. "Yo no soy capaz de desconectar del deporte, no me gusta estar sentado y disfruto mucho de entrenar, estar con mis compañeros...", admite. "Lo prioritario es la pista, porque siempre acabas consiguiendo alguna medalla. De hecho este año quería hacer el Selectivo para el Campeonato del Mundo de Distancias no Olímpicas y luchar por algo, aunque sé que es difícil", manifiesta el que fuera oro olímpico en Pekín en la modalidad de K-2 junto a Saúl Craviotto, que apunta asimismo que "voy haciendo la modalidad que veo según como me encuentre". Eso sí, la clave para él en estos últimos años es el hecho de que "ahora estoy disfrutando del piragüismo, sin presión, lo veo casi como un hobby y lo sigo haciendo porque quiero, porque me lo paso bien".

La transición para una persona que ha logrado un oro olímpico, que ha estado presente en dos Juegos y que acumula, entre otros éxitos, ocho medallas en los Campeonatos del Mundo y siete en los Europeos, ha sido algo natural. "Lo bueno es que uno sea consciente de dónde y cómo está en cada momento. Mucha gente que ha estado compitiendo a alto nivel luego se ve que no llega ahí y no son capaces de asimilarlo", afirma. No es su caso. "Yo ya hace tiempo que lo fui asumiendo. Sigo haciendo deporte porque siempre se me dieron bien los deportes y porque me gusta. Además, ahora tengo un buen sucesor en mi sobrino", bromea.

Aplazamiento "lógico"

Con todo, comprende a la perfección la problemática que ha desembocado en el aplazamiento de los Juegos Olímpicos de Tokio. "Era lo más lógico porque no todo el mundo podía entrenar al máximo nivel e incluso muchos deportistas tenían que afrontar en estas semanas los Clasificatorios", señala. Indica que evidentemente es un "fastidio" para todos aquellos que han estado preparándose durante todo el ciclo olímpico, si bien en su opinión esto garantiza la igualdad de condiciones. "Ver que tú estás confinado en tu casa sin poder entrenar en buenas condiciones, y que en otros países haya gente entrenando tampoco era justo", sentencia el palista del Club de Mar Ría de Aldán.