A sus 40 años de edad Miguel Alonso se formó como jugador en el Club Deportivo Moaña antes de que, en 1999, comenzase a trabajar con el fútbol base. Fueron diez años dirigiendo las canteras de Moaña y Porriño Industrial para este licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte y entrenador nacional de fútbol. El profesionalismo llamó a su puerta, con un Pablo Alfaro del que se convirtió en inseparable. Primero en el Pontevedra y luego en el Recreativo de Huelva. De allí pasó a la Escuela de Fútbol Base del Redondela antes de que tuviese una nueva experiencia en el Leganés, en donde compaginó sus labores de ayudante de Alfaro con la coordinación de la preparación física de la base.

Marbella, Mogreb Atlético Tetuán (Marruecos) como primer entrenador y Mirandés han sido sus otras experiencias en el fútbol profesional. La pasada campaña estuvo en el paro futbolístico. "Pude haber ido en marzo con Pablo a Ibiza, pero no llegamos a u acuerdo", dice. Ahora afronta un reto ilusionante en Valencia.