Las acciones a balón parado están concediendo al Alondras unos inusitados réditos en el momento más decisivo de la temporada, ése en el que se está jugando el seguir vivo en la promoción de ascenso a Segunda División B. La estrategia se ha descubierto como un excelente complemento a un equipo que apuesta por la posesión y el fútbol ofensivo, pero al que le cuesta traducir esas virtudes en goles. Las 47 dianas anotadas en la Liga regular son una cifra apreciable, pero que solo sitúan a los de Antonio Fernández en la décima plaza del ranking de los conjuntos más realizadores de la Tercera Gallega, por detrás incluso de escuadras que se quedaron fuera de la promoción, como Silva, Arosa o Polvorín.

El tanto de Yelco Alfaya en el descuento del duelo del pasado domingo ante el Portugalete refleja a la perfección la realidad de un equipo que ha anotado sus últimos cuatro goles en jugadas a balón parado. Los tres tantos obtenidos en la fase (dos ante el Mensajero y el del Portugalete) se unen al que anotó en la última jornada de Liga Aitor Díaz en Carballo para certificar el 0-1 con el que los rojiblancos obtenían el billete para la cuarta plaza. En todos los casos esos tantos han sido decisivos (victorias ante Bergantiños y Mensajero, igualada en la vuelta ante el Mensajero, y un 1-2 ante el Portugalete que deja opciones a los cangueses).

Frente al Bergantiños fue Aitor Díaz el que remató con el pie una segunda jugada tras una acción a balón parado. El central dio muestras de su olfato anotador -este año un tanto más apagado- y puso el 0-1 definitivo que permitía a los suyos defender la cuarta plaza y clasificarse para disputar la fase.

En el choque de ida de la primera eliminatoria de promoción ante el Mensajero fue un córner el que originó el gol cangués. Y de nuevo en una segunda jugada, en un centro largo que recogió Jesús para volver a colgar al área, para que Abel cabecease a la red en el minuto 94 de partido. Ya en la vuelta en La Palma y con 1-0 para los canarios un nuevo saque de esquina acabó en error monumental de la defensa y portería local para que el balón le cayese a los pies de Aitor, que solo tuvo que empujar el balón al fondo de las mallas. Y el domingo fue Yelco el que aprovechó un saque de esquina peinado hacia atrás para enganchar una volea imparable para Mediavilla.