El fútbol entiende de técnica, tácticas, psicología... pero también de recuerdos y sensaciones. Y algo se despertó en el interior de Antonio Fernández cuando los caprichos del sorteo emparejaron a su equipo con el Alondras. Por encima de cuestiones puramente deportivas o de la mayor o menor comodidad del desplazamiento, la mente del técnico ourensano se trasladó al 24 de junio de 2007, cuando en tierras canarias y en su etapa de jugador consumaba el ascenso a Segunda División B en las filas del Guadalajara.

"Habíamos acabado segundos en la fase regular. De aquella se disputaban solo dos eliminatorias y en la primera ganamos con comodidad al Tropezón", asegura. El 0-3 en tierras cántabras se ratificó con un 5-0 en el Pedro Escartín. La eliminatoria decisiva se iba a dirimir ante el Las Palmas B, campeón de su grupo. En la ida los alcarreños habían ganado 2-1 en un partido en el que los visitantes habían marcado en la recta final. La vuelta en Canarias fue especialmente emocionante. "Hacía mucho calor y el viaje fue lógicamente más directo, porque salimos desde Madrid. Íbamos ilusionados y nos encontramos con un ambientazo, con mucho público", recuerda. El equipo donde militaba Antonio Fernández se adelantó en el marcador y al final el electrónico reflejaba un 1-1 que le dio el ascenso.

La otra cara de la moneda es la del Mensajero en tierras gallegas. Y es que en Pontevedra fue donde se produjo su último ascenso a la categoría de bronce. Lo hizo en una primera eliminatoria que lo enfrentaba al Pontevedra de Luisito como campeones de sus respectivos grupos. En Canarias el marcador fue un 1-0 para los locales. En Pontevedra, en un choque con múltiples interrupciones, se igualó la eliminatoria con otro 1-0. Hubo que acudir a los penaltis, y ahí la suerte sonrió a los amarillos.