El Beluso y la épica caminan de la mano en una temporada en la que nadie puede dar por muerto al conjunto buenense en sus partidos. De eso dan fe los nueve puntos que la escuadra que dirige José María Rial ha sumado en finales apretados, echando mano de su acierto cuando el reloj se acerca al minuto 90 o directamente se entra en el tiempo de descuento. La remontada ante el Valladares, con gol de Fali en el 94, en la última acción del choque, viene a confirmar una tendencia que esta campaña le ha reportado pingües beneficios a los de O Morrazo, que gracias a ello navegan por la zona tranquila de la tabla clasificatoria de Preferente, con 37 puntos en su casillero.

“Esto no es casualidad. Lo hablábamos en el vestuario. Es fruto de que el equipo no pierde la intensidad y va a más. Y al final los partidos acaban cayendo de tu lado o al menos tienes opciones. Muchos puntos se han resuelto así”, afirma el técnico cangués. Los cuatro ejemplos de este año se han vivido en As Laxes, donde los buenenses intentan blindarse, en los enfrentamientos contra Valladares, Antela, Mondariz y Barbadás.

Frente al Valladares (2-1), Adri y Fali remontaron el tanto de Víctor al filo del descanso. Contra el Antela (2-1) la épica fue máxima, ya que Segura en el 88 y Adri en el 93 dieron un triunfo que el tanto de Jonathan en el 67 había puesto muy cuesta arriba. Frente al Mondariz, Cidrás decidió desde los once metros en el minuto 95 un duelo llamado a finalizar en tablas. Y con el Barbadás (2-1) se vivió nuevamente otro ejemplo de coraje. Con uno menos desde el minuto 13 por la roja a Fali y perdiendo desde el 30 por un tanto de David Nespereira, el Beluso fue capaz de remontar con goles de Richi en el 42 y de Manu Reiriz en el minuto 88. Pudo haber un quinto choque con color celeste, pero la fortuna dio esta vez la espalda a los de Rial. Ante el Amanecer (0-1) los locales disfrutaron de un penalti, pero el lanzamiento de Darío Vilas ya en el descuento no encontró portería.

Lejos de pensar que los suyos brillan cuando se libran de ataduras y los partidos entran en una dinámica más pasional que táctica, José María Rial apuesta por creer que “nos manejamos bien en la intensidad máxima, cuando ya vas contra todo, cuando estamos con poca gente, con las dificultades. Creo que con las adversidades nuestro equipo se crece”. El técnico no esconde su “orgullo porque la intensidad y las ganas que ponemos en todos los encuentros son nuestras señas de identidad”, además de que otro hecho le permite a los suyos exhibir todas sus cualidades.

“Es determinante el mantenernos lejos de los puestos de abajo, fue clave la temporada pasada y lo es en esta”, afirma, antes de añadir que “no nos agobiamos por perder ante Atios y Areas porque llega el Valladares y es otro capítulo diferente. Ahí radica la clave de nuestro éxito”.