El pabellón Municipal vivió anoche una auténtica fiesta del balonmano gallego con el derbi entre el Teucro y el Frigoríficos del Morrazo. Rodeados de un ambiente espectacular, con el himno de Pondal como gran prolegómeno, los dos equipos de las Rías Baixas prometían un encuentro intenso e igualado, pero la promesa no se cumplió y la fiesta solo se celebró del lado visitante. Un horrible primer tiempo de los pontevedreses allanó el camino para el contundente resultado final de 28-34. Dos puntos de oro que se van a Cangas para seguir muy vivo en la lucha por la permanencia en Asobal, que cada vez se ajusta más.

El Teucro entró muy mal en el partido, muy flojo en el aspecto ofensivo. Parte de culpa tuvo la intensidad defensiva del Cangas y los reflejos de Javi Díaz, que intervino las veces justas para ser una pieza clave en la ventaja que los de Magí Serra tomaron en el primer tiempo. Los azules estaban muy estáticos en ataque y erraban en sus lanzamientos, lo que aprovecharon los cangueses para ponerse por delante en los primeros compases del encuentro, que se mantuvo relativamente igualado en el marcador hasta el minuto seis, cuando el cuadro visitante comenzó a alejarse tras anotarse un parcial de 2-8.

Apoyado en un gran Suso Soliño, impecable desde los 7 metros y por el extremo derecho, el Frigoríficos fue haciendo mella no solo en el marcador, sino también en la confianza del Teucro, que reaccionó en torno al cuarto de hora de encuentro para recortar distancias (7-12). Poco le duró la reacción, pues el Cangas se volvió a escapar con una gran variedad de opciones ofensivas que los de Luis Montes no eran capaces de parar.

Javi Santana empezó a aparecer superado el minuto 17, cuando era tarde para cambiar la dinámica en la que había entrado el equipo. Clave fue también lo espeso que se mostró Davor Cutura en ataque. Al conjunto pontevedrés le falló su gran pilar ofensivo y lo acusó demasiado. La ventaja de ocho goles (8-16) con la que el Cangas se fue al descanso dejaba el choque muy encarrilado, pero no había lugar para la relajación, pues los derbis suelen ser impredecibles.

Reacción sin confirmar

Pero esta vez no lo fue. La segunda parte mantuvo un guión similar, con el Cangas golpeando primero y neutralizando los intentos de reacción del Teucro, mientras surgía la primera gran polémica arbitral que acababa con una exclusión disciplinaria a Santana, en ese momento en el banquillo.

Mejoraron los azules su porcentaje de acierto en ataque y cometieron menos errores, pero el equipo de Magí Serra ya había hecho los deberes en el primer tiempo y no se permitió relajaciones ni despistes.

Lo máximo que lograron los lerezanos fue maquillar un poco el resultado, apostando por portero-jugador en algunos momentos y por una defensa mixta, con Cangiani y Sergio Pérez de avanzados, a partir del minuto 15.

Sin embargo, ese acercamiento fue otro espejismo. Los errores en ataque, en pases y lanzamientos, volvieron a aparecer en un tramo final que pudo haber estado mucho más igualado si el Teucro no hubiera perdido la fe tan pronto.

A falta de un partido para acabar la primera vuelta, Teucro y Cangas están empatados a siete puntos en la penúltima y antepenúltima posición de la tabla, respectivamente, pero esta derrota, sobre todo por lo amplia que finalmente fue, es un duro golpe para los pontevedreses en el presente y quién sabe si lo será en el futuro, de cara a certificar la permanencia en Asobal.