En la familia del joven Carlos Pérez Méndez el piragüismo es el deporte rey. Su tío es Carlos Pérez, campéon olímpico de K-2 500 metros en Pekín. Pero a este pequeño cangués, de solo 5 años de edad, lo que le apasiona son los movimientos de peones, alfiles, torres y reina para proteger o atacar al rey sobre el tablero de ajedrez. Estos días participa en Santiago en el Campeonato del Mundo de Ajedrez, en la categoría sub 8. Él es el benjamín, el más joven entre todos los participantes, y en su categoría se medirá a jugadores que en la mayoría de los casos le sacan dos y tres años de diferencia.

"En este caso lo de menos es el resultado o el puesto. Lo más importante es la posibilidad de que juegue un mundial, que disfrute y valore la experiencia", cuenta su padre, Jesús. El flechazo por el ajedrez tiene su origen en un cuento que hace un par de años les leyó en clase una profesora. Una historia de un mundo con piezas de vainilla y chocolate, lleno de alfiles y peones. Aquel cuento despertó en el pequeño Carlos un enorme interés por el ajedrez, una pasión de la que también ha hecho partícipe al resto de la familia. "Cuando llegó a casa tuve que descargar en la tablet un programa para que aprendiese los movimientos de las piezas", explica su padre. Un programa que pronto se quedó corto y hubo que pasar al ajedrez de verdad, con el tablero de 64 casillas con piezas blancas y negras, para seguir jugando y mejorando.

El mundial que se inauguró este fin de semana en Santiago se celebra en las instalaciones de la Cidade da Cultura, en el Gaiás, reúne a más de 850 representantes de casi un centenar de países. El torneo es para las categorías sub 8, sub 10 y sub 12 y entre jugadores, entrenadores y acompañantes se espera la presencia de más de 3.000 personas. La competición se desarrolla bajo el sistema suizo, de once rondas o partidas. Estas comenzaron el domingo y continuarán hasta el viernes 16 de noviembre, con una única jornada de descanso.

El primer día jugó contra un representante de Mongolia y ayer su rival era de Sudáfrica. "Hay muchos representantes asiáticos. Él consiguió el acceso al mundial tras participar en el premundial que se disputó en Padrón", cuenta la familia. Sus primeras partidas las jugó con el club de ajedrez de Marín y luego se pasó al de Mos. "A pesar de su edad en la liga gallega ya quedó entre los cinco primeros. Aunque aquí el objetivo es simplemente que disfrute de esta experiencia", insisten.

En un deporte como el ajedrez la cortesía y la deportividad es esencial. La tradición es entregar al contrincante antes de la partida algún obsequio. Carlos Pérez acude con diverso material turístico donado por el Concello de Cangas. Una buena manera de promocionarlos encantos de O Morrazo.