"Siempre digo que me vine a Castellón a casarme con una de Moaña", bromea un Tomás Fandiño perfectamente integrado en tierras castellonenses, en donde reside desde que hace seis años abandonó la comodidad de O Morrazo para emprender una aventura que lo ha llevado a ser el entrenador de vallas y velocidad del Playas de Castellón, con el que ha cosechado 19 medallas nacionales en los últimos años. El cangués, de 45 años de edad, derrocha pasión por un deporte que se ha convertido en su vida y recuerda con añoranza sus tiempos en el Club Atletismo Morrazo, donde dio sus primeros pasos y comenzó a destacar llevando a atletas como Antía Martínez, Darío Costas o Laura Chapela, entre otros.

"Óscar Fernández me convenció cuando yo ya había abandonado el atletismo 15 años atrás. Entré en el club y mi vida cambió", relata. "Nos dedicábamos sobre todo a pruebas técnicas", comenta. Las vallas, el salto de altura o las combinadas eran la base de un grupo reducido de atletas del que salieron nombres importantes a nivel gallego y estatal. "A mí me gustaba el trabajo técnico, el otro me aburre, pero también es cierto que odiaba las vallas y son las que me han dado el éxito", manifiesta entre risas.

Un cangués en la élite del atletismo

Cuestiones de índole personal le hicieron dejar casi todo y moverse a Castellón cinco temporadas después. Y antes de ir el director técnico del Centro Galego de Tecnificación Deportiva en Pontevedra, Pere Llonch, le propuso entrenar al Playas de Castellón. "Sí, claro, me presento allí y les digo que soy Tomás Fandiño y quiero entrenar", replicó el cangués, escéptico. A través de un contacto consiguió una entrevista y un par de meses después lo llamaron. "Me dijeron que tenía que empezar desde abajo y así fue. Cogí a los infantiles, y luego tuve la suerte de que prescindieron del entrenador de velocidad y apostaron por mí". Desde entonces han pasado seis años y el primero de ellos, "en el que me acostaba casi todos los días pensando que al día siguiente me vuelvo a Cangas", queda ya muy atrás.

"Aquí trabajo con gente de mucho nivel, veo entrenamientos que no había visto en mi vida. Si no aprendes es porque no te fijas. Esto es lo mejor que me ha pasado", afirma el técnico de corredores como el campeón de España de 60 vallas, Kevin Sánchez, de Juan González o Elena Cruceta. Con otros coincide o trabaja puntualmente, como con Yunier Pérez, récord de España de velocidad, ahora en el dique seco por una lesión. "Cuando me pidió si le podía coger una serie, a mí me temblaba la mano con el cronómetro", reconoce. Es la misma ilusión que sintió al acudir por vez primera a un Campeonato de Europa o al participar en concentraciones de la selección nacional. Hasta la fecha ha estado en cuatro, una de ellas exclusivamente para técnicos a fin de compartir experiencias y métodos de trabajo. "Acudes acompañando a tus atletas pero una vez allí lo normal es que trabajes con otros. El atletismo es más natural que otros deportes", asegura.

A pesar de estar en el equivalente a un Real Madrid o Barcelona pero en atletismo, Tomás Fandiño subraya que las diferencias con este deporte son notables, comenzando por lo económico. "Que nadie se crea que esto es como el fútbol y puedes vivir de lujo", señala. Así que, paralelamente a su labor en el Playas de Castellón el técnico cangués ha creado dos escuelas de atletismo en las localidades de L'Alcora y Villafamés. "En L'Alcora planteamos el proyecto, empezamos en un campo de fútbol, y hace un par de años se hizo una pista de atletismo. Y en Villafamés empezamos el año pasado", relata. En septiembre comenzará una tercera en San Joan de Moró. "Me siento muy reconocido porque los proyectos han gustado, lo importante es que los chicos salgan adelante", sentencia.