Juan Carlos Unzué no ha levantado el castigo a Emre Mor, el fichaje estrella de la temporada, al que sigue pasando factura su falta de compromiso en los entrenamientos. El entrenador del Celta ha vuelto a dejar al internacional turco fuera de la relación de 18 convocados para el partido de esta tarde contra el Sevilla, en la que el técnico ha incluido, por primera vez, el delantero hispano-germano del filial Dennis Eckert.

Ésta es la segunda vez esta temporada que Mor se queda fuera de la convocatoria tras ser descartado por Unzué la pasada semana en el desplazamiento del Celta a San Mamés. El técnico justificó entonces la ausencia del joven internacional turco en su deficiente actitud en los entrenamientos previos al partido contra el Athletic. Y ayer no modificó su discurso. "Ya expliqué el otro día que Emre Mor no había venido a Bilbao porque su actitud y su rendimiento no habían estado al nivel del resto de sus compañeros y yo llevo a los partidos a los que están comprometidos con la causa en cada uno de los momentos", expuso Unzué, que agregó: "Se ha entrenado aparte porque ha reincidido en su actitud estos días, hoy ha estado aparte del grupo y por eso no va convocado".Tras exponer la situación, el entrenador celeste se negó a responder más preguntas sobre el asunto "porque tengo otras cosas más importantes en la cabeza, como es el partido contra el Sevilla".

Se da la curiosa circunstancia de que el segundo fichaje más caro de la historia del Celta se ha caído del equipo precisamente en el momento en que parecía afianzarse en la titularidad. Saliendo desde el banquillo el internacional turco fue designado por los aficionados como el mejor futbolistas del mes de febrero y disputó como titular los primeros tres partidos del mes de marzo, hasta el parón liguero. "Ha llegado mi momento" sentenció entonces.

La realidad ha sido muy distinta. La titularidad en estos tres partidos, lejos de afianzar su peso en el equipo, ha resultado una digestión pesada. El futbolista se ha relajado y, de forma insospechada, se ha dormido en los laureles justo en el momento en que más se le necesitaba y a Unzué no le ha temblado la mano. El primer toque de atención no ha servido de mucho. Veremos si funciona este segundo.