Y O Gatañal explotó de alegría en una nueva tarde de júbilo a las que ya se está acostumbrando demasiado. Da igual que sea una clasificación para Europa, pasar una eliminatoria de Copa del Rey o conseguir la permanencia. El público cangués no discrimina cuando se trata de festejar sus éxitos. Y el de ayer, después de una temporada de sufrimiento, se saborea un poco más en un club que casi había olvidado esa palabra.

Pocas veces se puede escenificar mejor la comunión entre una afición y su equipo. Como si se tratase de un jugador más, de su octavo hombre, el Frigoríficos salió a pista por los laterales, chocando manos con los aficionados. Toda una metáfora de que el de ayer era un partido que debían jugar todas y cada una de las más de 2.000 personas que poblaron las gradas del polideportivo cangués. Antes incluso de esa imagen ya había atronado O Gatañal al grito de ¡Sí se puede!". El guión de cánticos de ánimo tuvo su momento patriótico, aunque solo si había algún galo en el pabellón. Los acordes de la Marsellesa sirven tanto para Les Bleus como para adaptar el "Allez Allez" como un "Alé, alé, alé, alé Cangas alé". Otras veces los bombos resuenan como tambores de guerra anticipando el ataque de las hordas locales ante la portería de Zubiría.

No había tregua. Únicamente los momentos para consultar el móvil. Pero no como otros días. Los selfies, los WhatsApps con la novia o los amigos dejan paso a la consulta de lo que sucede en otras canchas. Las noticias son positivas durante casi todo el partido. Se respira cierta tranquilidad aunque no hay confianza. En el banquillo esas noticias solo llegan a falta de algo más de un minuto. Pillo se gira y pregunta. El Ademar va a ganar. Respira hondo y sonríe. El banquillo lo celebra. La grada no digamos. Pitan los colegiados y hay invasión de pista. Risas, alguna cara desencajada y celebración. Pillo es manteado, David García se despide y todos quieren su recuerdo con los héroes. Es día de fiesta en O Gatañal, que corea el ¡Pillo quédate! Otro más. Y van...