Y O Gatañal volvió a ser O Fervedoiro. El ya mítico pabellón cangués desempolvó sus mejores galas y llevó en volandas al Frigoríficos del Morrazo a una contundente victoria ante el Auto Gomas Sinfín (33-24) que vale media permanencia. Era el ambiente deseado, el de las mejores citas, el que recuerdan con añoranza los socios más veteranos y que eriza el vello de emoción. Con estos condicionantes el equipo no podía fallar, y a fe que no lo hizo. Ofreció un recital de juego, pero, sobre todo, de intensidad, y se embolsa dos puntos que valen su peso en oro. La única nota negativa de la jornada llegó desde Aranda de Duero. El Villa de Aranda obtuvo una inesperada victoria ante el tercer clasificado de la Liga, el Naturhouse La Rioja.

El Cangas comenzó a ganar el partido en los prolegómenos, con más de dos millares de gargantas animando y un griterío ensordecedor. Las gradas se tiñeron de azul y los rostros de los jugadores del Sinfín reflejaban lo que se les venía encima. Los de Pillo no dieron respiro. Fue sonar el pitido inicial y tocar a rebato. Ernesto Sánchez sacó los dos primeros balones pero no pudo con el de Soliño. La defensa local derrochaba actividad, desactivando la conexión Río-Lon y anulando los espacios para el lanzamiento exterior santanderino. Ni la tempranera exclusión de Pablo Castro frenó los ímpetus locales, que si no rompieron ya el partido en los minutos iniciales fue por su falta de precisión en ataque.

Dio igual. El Frigoríficos se impuso por intensidad y ritmo. Marcó la iniciativa y poco a poco el Sinfín se fue quedando atrás (10-6, con tiempo del técnico visitante, minuto 15). Cerqueira, excelso ayer, campaba a sus anchas en los seis metros, y el veterano Suso Soliño se mostraba infalible. Muratovic dirigía y todos acompañaba. El Balonmán Cangas era una máquina de precisión y paso a paso diseccionaba a un rival al que la derrota lo enviaba, como así fue, a la División de Honor Plata. Al descanso todo parecía sentenciado (17-10).

En la reanudación el Sinfín apretó los dientes, cerró espacios en defensa e intentó explotar la velocidad. Le sirvió para recortar diferencias (19-15, 23-19, 24-20). En 13 minutos los visitantes marcaron los mismos goles que en todo el primer tiempo. Sin embargo, el Frigoríficos ni mucho menos le perdía la cara al partido y por momentos se gustaba (26-20, con tiempo de Reñones, minuto 45). El Sinfín cambió del 6.0 al 5.1. Era una maniobra casi desesperada frente a un conjunto en estado de gracia, que apretaba por momentos en defensa, que echaba mano de un buen Edu Salazar bajo palos y que siempre hallaba la opción correcta en ataque. Hasta la fortuna en los rechaces, esquiva en otros encuentros, favorecía en un tanto por cien elevado a los de Pillo. Los de Reñones se confiaron en buena medida a Ernesto Sánchez, que sacó hasta diez balones en esta segunda mitad, pero no fue suficiente y los de O Morrazo vencieron con mucha claridad.